Acoso. La Feria Internacional del Libro se realiza en el predio de la Sociedad Rural, corazón de Palermo. Pero como expresión de "tierra adentro" sólo hay media docena de caballos en un corral, lo cual llevó a un colega de la prensa escrita a reflexionar mientras miraba los equinos:

" Estamos ante un típico de acoso a la oligarquía vacuna por parte de la cultura".

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Cruce. El stand que difunde publicaciones de México, un grupo de mariachis peregrina por la Feria entonando clásicos del rico animado cancionero de ese país, entre otras piezas, claro está, la famosa "Cucaracha". Y ayer se cruzaron a puro pulmón con un conjunto santiagueño de folclore. Todos terminaron abrazados y cantando mezcolanzas varias.

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Un dato. Es inmensa la cantidad de publicaciones nacionales y extranjeras que tratan la violencia en distintas escalas y formas de expresarse. Libros ante los que la gente se detiene, consulta y, según un vendedor de la Editorial Paidós, en el caso de los docentes, compran en cantidad. Entre esas publicaciones se destaca "Sociología del delito amateur", del argentino Gabriel Kessler (Paidós).

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Pornografía. Tres adolescentes entran por el ingreso que da a la calle Cerviño. Mojados. Con mochilas. Tienen estampa de ser alumnos de alguno de la media docena de Nacionales que hay en Buenos Aires. Llegan en tren de jolgorio. Uno es muy pelirrojo. Encaran a un miembro del sistema de seguridad.

"¡Señor!... ¿dónde está el stand de...pornografía...minas en bolas...en fin, ¡Usted sabe! - pregunta el colorado.

El guardia lo mira. Sonríe. Responde.

-¡Raja de acá, llamarada!...

-¡Grande varón! - dice otro de los pibes y se meten en la Feria cruzándose con Beatriz Sarlo, que con rostro de severa profesora de letras duda por dónde meterse entre los libros.