NEUQUEN (AN) - "No sólo fue un gran maestro en una escuela, fue un gran maestro de sus hijas, fue un maestro conmigo... Más que decirles que fue un militante, puedo decir que Carlos fue un militante de la vida". Abrazada a su hija Camila de un lado y a Patricia Varela, la directora del CPEM 69 del otro, Sandra Rodríguez, la mujer del profesor de física Carlos Fuentealba conmovió a los alumnos, ex alumnos y vecinos de la Cuenca 15, el colegio donde el docente fallecido daba clases desde hacía tres años, al trazar en la fría tarde ayer, en el playón del colegio, una emotiva semblanza de su compañero.

Maestra como su marido, Sandra llegó por primera vez al edificio de ladrillos a la vista y techos de cinc a dos aguas, que se recorta en el filo de las bardas y se eleva entre las hileras de precarias casilla de madera con techos de chapas de cartón y polietileno negro.

En el oeste de la ciudad no sólo la distancia aleja a los maestros de las escuelas, sino una serie de carencias, pero la escuela 69 era la que Fuentealba "habría elegido para estar siempre en ella", como dijo la mujer.

Frente a un nutrido número de alumnos y ex alumnos, que la miraban con los ojos llorosos, Sandra los conmovió aún más cuando le dijo "déjemne que los mire, porque aunque no los conozco por lo nombres, los conozco por lo que Carlos me transmitió de ustedes".

Y agregó "hace veinte años los dos juntos aprendimos a que los alumnos no son número sino son personas, con nombre y apellido. No sé los nombres de ustedes... En realidad sí, porque él siempre habló de ustedes".

Dijo que llevarán los restos de su esposo a su pueblo natal. "Era un hombre súper humilde, que nació en el campo, en Junín, el lugar que él amaba con toda su alma... La montaña, el Lanín, el Huechulafquen"

Pareció quebrarse su voz, pero se sobrepuso. Fue cuando dijo: "hay una palabra que me dolió mucho, pero es la verdad: a Carlos lo fusilaron".

Añadió "pero no fusilaron a Carlos, fusilaron a mi familia entera, por suerte ese fusilamiento nos dio vida para recordarlo en sus pequeñas cosas"

Recordó conoció a Fuentealba militando partidariamente, aunque dejaron ese camino, "pero no dejamos de luchar. Peleamos,en la calle todas la cosas que nos parecieron justas".

Trasuntó a continuación ese sentimiento de lucha, centrado, precisamente, en la lucha por reivindicar los derechos de los docentes. "No salí antes a hablar porque por sobre todas las cosas preservé a mis hijas. Le dije a mi hija Camila, la mayor, voy a ir a la escuela donde mamá sabe hablar. Vine a hablarle a los alumnos, que van a ser míos también por siempre. Porque yo sigo siendo maestra", comentó en un monólogo que a medida que lo desarrollaba atrapaba cada vez más a los presentes.

"Los maestros damos todo. Para mí ser maestro es lo máximo. De hecho trabajamos todo el día y para aquellos que dicen que trabajamos cinco días, se los digo: no damos cinco horas, ¡damos la vida!"

Destacó que con Carlos siempre fueron maestros de barrio, que Fuentealba tenía millones de proyectos en la escuela 69 y que la directora le había garantizado que se cumplirán.

"Creo que están pasando las cosa que él quiso. Lamentablemente al costo de su vida...", y por única vez rompió en llanto, Pero no se detuvo: "ojalá se acabe en este mundo que para que algo cambie sea -necesario- una muerte y tan injusta como ésta".

Una hormigonera en doce cuotas

NEUQUEN (AN) - "¿Qué puedo decir de Carlos? ¡Que en esta escuela era el Nº 1!" Itatí Gómez es la asesora pedagógica del CPEM 96 de Cuenca 15 y como el resto de los docentes del colegio recordó con una mezcla de sensaciones que pasaron por la admiración, el reconocimiento a su condiciones humanas y la emoción al compañero muerto.

"En esta escuela los chicos no tienen otro ámbito que el barrio y esta escuela y fueron ellos los que el año pasado, en una estudiantina, le pusieron el título de 'rey' a Carlos", señaló para destacar que también los alumnos reconocían al docente fallecido como el preferido.

"Era un tipo genial, comprometido con sus alumnos, con su familia. Estaba muy contento porque se había comprado en un híper, en doce cuotas, una hormigonera con la que haría el patio de su casa y otros proyectos más...", añadió.

"El profe Carlos fue el primer luchador de esta escuela. Su carisma, su timidez, su bondad, sus ganas de luchar por conseguir cosas... No lo vamos a olvidar jamás", dijo Paola, una ex alumna que se acercó a rendirle homenaje el emotivo homenaje de ayer en la escuela 69.

Marité, Soledad y Carolina eran alumnas suyas en el primero "G" y no dudaron en que la escuela de ahora en más pasará a llamarse "Carlos Fuentealba". "Era un tipo genial, siempre nos aconsejaba, no sólo en cosas del estudio, sino por cualquier cuestión familiar", añadieron.

"¡Renuncias ya, no el martes!", dijo con fuerza Patricia Varela, la directora del colegio para reclamarle acciones inmediatas al gobierno, en torno a la muerte de Fuentealba. Y llamó a los vecinos a perder el miedo y a concurrir a la marcha de hoy en el centro de la ciudad.