NEUQUEN (AN)- La policía evitará exhibirse hoy durante la manifestación docente. "No queremos ser factor de irritación", se sinceró anoche un integrante de la Plana Mayor que habló con este diario. Pero habrá grupos especiales en la Casa de Gobierno y otros puntos estratégicos, listos para intervenir si sus jefes lo consideran necesario.

Un palpable malestar atraviesa las filas de la Policía, desde los altos oficiales hasta el último subalterno. Por eso es una incógnita aventurar cómo reaccionarán si les ordenan, otra vez, reprimir a los docentes.

El sábado a la tarde, el jefe Carlos Zalazar reunió a toda la oficialidad en la Jefatura para bajarles una directiva: no hay que reaccionar ante eventuales provocaciones. Les contó casos de policías que fueron insultados mientras iban a trabajar a pie o en bicicleta. Justamente se dice que el cabo primero José Darío Poblete disparó contra el profesor Carlos Fuentealba como reacción a un pisotón.

Un alto oficial que participó de ese encuentro reveló que Zalazar "hizo un resumen de lo sucedido pero no contó nada que no estuviera en los diarios". Y respecto de su renuncia, "dijo que la había presentado y que estaba esperando una decisión del gobernador. Dio la impresión de que si Sobisch no lo echa, él se queda".

El disgusto de varias capas de oficiales y suboficiales con su conducción es cada vez más abierto y tiene múltiples causas. Los policías miran su recibo de sueldo, lo comparan con lo que ganan sus pares de Río Negro y se amargan. Por lo menos 200 efectivos pidieron el retiro en los últimos meses, la mayoría para irse a trabajar a la actividad privada.

No debe olvidarse que en diciembre de 2005 las esposas de los policías mantuvieron tomadas las comisarías casi un mes en reclamo de aumento salarial pero también de elementos tan básicos como calzado y ropa de abrigo para sus maridos. Levantaron la protesta por desgaste y por una promesa que no se cumplió del todo. La bronca quedó latente.

También a fines de ese año se produjo la purga policial que mandó a la casa a 17 altos oficiales sin explicación razonable. Se habló de estado deliberativo que la cúpula no podía contener, aunque por lo bajo se dice que el motivo fue otro: la reticencia de la Plana Mayor en acompañar un plan de seguridad que gastó al menos 50 millones de dólares en aparatología de dudosa utilidad, como helicópteros con visión nocturna que no pueden volar de noche, equipos de comunicación que no funcionan, un banco de huellas digitales que no se termina de concretar y un mapa del delito que sigue en veremos.

El plan de seguridad tuvo un fuerte impulsor en el ex ministro Luis Manganaro. Un ex integrante de la Plana Mayor recordó, en diálogo con "Río Negro", que "Manganaro estaba obsesionado con la protesta social más que con la seguridad. Por eso tantas cámaras de video, carro hidrante y helicópteros. Si hasta quería comprar un puente bailey para instalar sobre el río cuando cortaran el puente carretero".

También fue Manganaro el que fortaleció el servicio de inteligencia del Estado, tan eficiente para desparramar rumores sobre infiltrados como incapaz de detectar en la ruta a un policía con dos condenas por delitos contra las personas.

Malos sueldos, abundancia de cámaras pero ausencia de borceguíes, jefes acusados de cobrar sobresueldos en negro, son un cóctel espeso. Los policías, muchos con hijos que van a la escuela y hasta casados con docentes, saben del divorcio con la sociedad. ¿Qué harán hoy?