En 1989, los padres de Aníbal tramitaban la visa para irse a Canadá mientras la televisión mostraba las quejas por la hiperinflación, los asaltos a supermercados, el cambio anticipado de un presidente por otro... Aníbal cursaba en La Plata su segundo año de ingeniería electrónica, con la universidad de paro durante varios meses...

Cuando Pablo y Gabriel terminaban su carrera de ingeniería y buscaban un trabajo "en serio", la televisión multiplicaba cacerolazos, más violencia, y un presidente que escapaba de la Casa Rosada por el techo y en helicóptero. Era diciembre de 2001.

Y si muchos de nuestros abuelos llegaron a estas tierras pensando que acá estaba todo por hacer, la segunda mitad del siglo XX nos contó otra historia: la de profesionales jóvenes, formados en universidades públicas de buen nivel académico, que emigraron por no haber encontrado en el país estabilidad, expectativas de crecimiento, desafíos para su imaginación.

Aníbal, Pablo y Gabriel -los tres neuquinos e ingenieros, dos de ellos graduados en la Argentina- viven hoy en Montreal, la más grande de las ciudades de habla francesa de América, y trabajan juntos en "Intelerad". La empresa, de la cual Aníbal es socio y gerente de Control de Calidad y Regulaciones, se dedica al desarrollo de software para el diagnóstico por imágenes y es líder en su especialidad.

Intelerad empezó como una mini empresa de tres amigos canadienses que poco después sumaron a Aníbal al grupo. Hoy tiene 85 empleados y exporta sus productos de tecnología de punta a clientes de Estados Unidos,

Australia, Nueva Zelanda, Inglaterra y Suiza.

Así, a miles de kilómetros, a orillas del San Lorenzo y en uno de los principales centros culturales del mundo, tres neuquinos aprenden a vivir con la distancia en el recuerdo pero con la satisfacción de construir una vida hacia adelante, sin los desmayos de la inestabilidad política ni económica.

Esta nota es, tal vez, la mayor evidencia de la nostalgia. De esa ligazón que uno genera con el lugar donde creció, que se nos revela en un aroma, en una expresión impensada.y que llevó a Aníbal Jodorcovsky (36) a mandar un mal al diario que cada día lee por Internet.

No costó nada hilvanar su relato para compartirlo con los lectores.

"Nací en Buenos Aires pero crecí en Neuquén". Y así fue hasta que su padre marcó rumbo al norte. "Llegué a Montreal el 12 de octubre de 1990. Mi mamá y mi hermano -que terminaba su quinto año, se quedaron un tiempo en Cipolletti".

Los comienzos no fueron fáciles. "Tanto la Universidad de McGill como Concordia no me consideraban las materias que había hecho en La Plata, así que tuve que empezar de cero. En setiembre del año siguiente me aceptaron en McGill en Electrical Engineering".

Allí conoció a Bob Cox. "Hicimos toda la carrera juntos y en diciembre del 95 nos recibimos de ingenieros. En el verano comenzamos a trabajar, él en el hospital Royal Victoria y yo en Nortel, y las dos empresas nos dieron empleo estable. Luego pasé a trabajar en SpeechWorks, otra empresa de software de reconocimiento de voz".

"Durante años mantuvimos la amistad. En el hospital, Bob y dos compañeros comenzaron a desarrollar un sistema de software para interaccionar con scanners en el área de radiología". El sistema se encarga de almacenar las imágenes de diagnóstico generadas por diferentes scanners como los de rayos X, tomografía computada, resonancia magnética, ecografías y otros. "Es un sistema bastante complejo y Bob y sus socios estaban creando algo muy interesante". Pero no podían pasar a la parte comercial ya que estaban todavía trabajando para el hospital. Fue así que pensaron en abrir una compañía para continuar el desarrollo comercial del producto. Después de reuniones y negociaciones con el hospital terminaron por crear "Intelerad", donde los primeros tres socios (Bob, Chris y Rick) fueron los primeros 3 empleados. Eso fue a principios del año 2000.

Aníbal cuenta que a principios de 2001 el trabajo en SpeechWorks "no era más desafiante e interesante para mí y decidí unirme a Intelerad, que ya tenía alrededor de 15 empleados. Me ofrecieron unirme como socio, sobre todo por mi experiencia en desarrollo de software comercial".

"En 2002 hicimos el gran cambio de mudarnos de 3 departamentitos -nuestra 'sede' en ese momento- a una zona comercial para empresas. Si van a la página www.intelerad.com y después hacen un click en Executive Team me pueden ver", afirma.

Neuquén los cría, y...

En 2003, Aníbal recibió un e-mail de Gabriel Dominguez Martín, que acababa de llegar a Montreal. Gabriel también es de Neuquén "y vivía a sólo unos metros de mi casa! Es más, jugamos juntos cuando éramos chicos", se asombra todavía Aníbal.

La historia de Gabriel no difiere mucho, salvo que su viaje transcurre algunos años después.

Graduado de la Universidad del Comahue en Analista en Computación, se recibió luego de Licenciado en Ciencias de la Computación en la Universidad del Sur. En diciembre de 2001, la realidad del país le dio el empujón que le faltaba, y viajó a Montreal en busca de un futuro.

"Nosotros justo estábamos buscando gente en Intelerad así que se lo presenté a Eric, que era el gerente del grupo de soporte y Gabriel empezó a trabajar como programador en esa área. Después de un año fue promovido a trabajar en el producto junto a mí", cuenta Aníbal.

Y como no hay dos sin tres, hace un año Gabriel comenta que hay otro neuquino -también del barrio- y es así que Pablo Fernandez Varela conoció la casa de Aníbal y los tres charlaron un rato. Pablo es ingeniero electrónico recibido en la UBA. Estaba con trabajo en ese momento: "Pero como mi empresa era muy grande y comenzó a depender de decisiones tomadas desde USA decidí que las posibilidades de crecimiento serían mejores en Intelerad". Así fue que hace unos dos meses, Gabriel -ahora líder en su departamento de desarrollo de aplicaciones web-, lo llevó a Pablo a una entrevista. ¡Y ahora son tres neuquinos trabajando en Intelerad!

ALICIA MILLER

amiller@rionegro.com.ar