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Domingo 04 de Febrero de 2007
 
Edicion impresa pag. 99 > Economia
¿Qué es lo más conveniente, la jubilación privada o la estatal?
Para la mayor parte de los analistas, el sistema de reparto es la salida para aquellos que están cerca de jubilarse. Pros y contras de la alternativa que, bajo el paraguas de una nueva ley, presenta el gobierno nacional.
El Estado vuelve a intervenir en el sistema de jubilaciones. Hay muchas dudas al respecto. Para muchos analistas, con la nueva iniciativa el gobierno nacional sólo busca hacer "caja" fiscal.
El Estado vuelve a intervenir en el sistema de jubilaciones. Hay muchas dudas al respecto. Para muchos analistas, con la nueva iniciativa el gobierno nacional sólo busca hacer "caja" fiscal.
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En la actualidad hay 2 millones de personas que se encuentran bajo el sistema estatal de jubilaciones y algo más de 11 millones en las AFJP. De estas últimas, sólo el 45% realiza aportes regulares al sistema.

Existen posiciones políticas encontradas sobre el proyecto de ley que el Ejecutivo ingresó en el Congreso de la Nación. Mientras que para algunos analistas esta medida significa todo un retroceso, para otros es una señal positiva.

¿Qué es lo que conviene hacer ante el escenario que plantea este proyecto?

En principio, está claro que para quienes están cerca de jubilarse resulta más atractiva la opción de reparto, más aún si se tiene en cuenta que el gobierno elevará de 0,85 a 1,5% la tasa aplicada para calcular la prestación jubilatoria.

En el caso de los potenciales jubilados que deben esperar más de cinco años para acceder al beneficio la situación es algo más compleja, ya que existen variables que se deben tener en cuenta y que son muy difíciles de proyectar en el tiempo.

Algunas de ellas son las siguientes.

" Inflación. En la medida en que este indicador esté contenido (tasas menores al 5% anual), el sistema de reparto no licuará sus fondos y el Estado estará en mejor posición para hacer frente a sus compromisos. Es que el sistema de reparto no prevé ningún tipo de indexación.

" Rentabilidad. Las tasas reales de rentabilidad que se han proyectado en las AFJP han sido del 4 al 5% anual. Los vaivenes de la economía generaron altibajos importantes en los últimos años. Es así que, en medio de la crisis, los fondos se descapitalizaron sensiblemente pero luego, durante el período 2003-2006, su rentabilidad marcó records en el sistema. El 2006 cerró con una rentabilidad real del 23%, más de diez puntos por encima de la inflación. Este escenario no puede proyectarse en el tiempo, pero es un indicador de cuánto pueden mejorar los ahorros de un aportante, cosa que no se puede hacer en el régimen de reparto.

" Costo. Es otra de las variables a analizar. El sistema de reparto toma el 11% del salario, mientras que las AFJP acceden al 7%. En este sentido, hay que aclarar que rige un decreto que posterga este último porcentaje hasta enero del 2008. Se espera que, una vez sancionada la nueva ley de jubilaciones en el Congreso, el aporte se unifique en el 11% para ambos sistemas.

Según consultas realizadas a distintos analistas, para aquellas personas que tengan hoy más de 50 años y estén cobrando un sueldo medio-alto, lo más conveniente sería el paso al sistema de reparto. Nadie arriesga sobre aquellas personas que se encuentran entre los 35 y los 50 años, y a aquellos que recién ingresan en el mercado laboral se les aconseja llevar sus aportes a las AFJP.

Este razonamiento es lineal (teniendo en cuenta cálculos futuros con las condiciones económicas actuales) y muy general. Está claro que en un escenario de alta inflación como el que actualmente presenta la Argentina, el sistema de AFJP presenta una mayor cobertura de fondos sobre los futuros jubilados que el sistema de reparto.

 

FUTURO

Si bien técnicamente existen pocas diferencias entre un sistema y otro y la trama costos-beneficios para los aportantes hace que no se comprenda bien qué es lo que se debe hacer en este momento frente a la alternativa que se tiene entre manos, las principales dudas de los aportantes se centran en el futuro económico que presente la Argentina para hacer frente a las futuras obligaciones. ¿El Estado podrá afrontar las jubilaciones dentro de veinte años? ¿Qué pasaría si ingresáramos en una crisis como la de la década del '80? ¿Las AFJP podrán sostener su esquema de rentabilidad en el tiempo? ¿O será como sucede hoy en Chile, donde cada año que pasa el sistema se corrige a partir de la base de menos jubilaciones sobre los pasivos?

En definitiva, las dudas no están centradas en qué elegir sino más bien en quién responderá mejor en el futuro cuando una persona se jubile. Hoy, con un Estado fuerte y un sistema de seguridad social superavitario, no caben dudas de que está mejor posicionada por lo menos en imagen la jubilación estatal respecto de las AFJP. Ahora, nadie arriesga este escenario en el 2020, y eso es lo que busca la gente: previsibilidad sobre los aportes que realiza para sostener su futura jubilación.

Los antecedentes que existen en la Argentina al respecto muestran que el Estado no ha realizado un buen trabajo en la materia. Lo hecho por el sistema de AFJP en su corta historia de vida tampoco inclina la balanza hacia ese sector: todavía están en la retina de muchos aportantes la crisis del 2001 y la compra compulsiva de bonos en esa época, lo que produjo una licuación de activos en el sistema del orden del 40% sobre los ahorros de los aportantes.

Todo esto muestra que será el escenario político-económico del país el que definirá en el tiempo cuál de los dos sistemas es el mejor. Por ahora, la sensación de los aportantes es que siguen cautivos de un sistema que no termina por consolidar un esquema de bienestar para los trabajadores.

 

 

Suplemento Económico 

 
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