BUENOS AIRES (Télam).- El cantante español Joaquín Sabina recrea su ajetreada vida en una biografía que bajo el título de "En carne viva" explora los grandes ejes de su vida, desde la música o la literatura hasta las drogas y el alcohol, las prostitutas, sus auténticos amores y sus más feroces enemigos.

Las memorias, articuladas a la manera de una larga entrevista que el cantautor mantuvo con el periodista español Javier Menéndez Flores, están escritas en un tono ágil que preserva la frescura de la anécdota por sobre el análisis o la interpretación posterior del relato en primera persona. La biografía llega tras la exitosa "Perdonen la tristeza" de Menéndez -donde ya revelaba algunos secretos de la vida de Sabina- y fue editada por el sello Ediciones B, que ya reunió los editoriales en verso publicados por el cantante en la revista "Interviú" entre 2004 y 2005 en "Esta boca es mía".

A lo largo de cinco noches de charla y 400 páginas, Sabina habla de política, de Fidel Castro, de Gabriel García Márquez, de los príncipes de Asturias, de la tele basura y hasta de cómo estuvo a punto de enamorarse de la maquilladora de los Kiss,

con la que pasó una noche. Dos capítulos del libro están dedicados a la Argentina: uno de ellos, titulado "El culo más hermoso del mundo (historia de la más feroz sabinamanía)", Sabina se refiere a la pasión que despierta en estos pagos y entre otras cosas, allí explica: "Lo que está pasando también tiene que ver con el hecho de que los moribundos, los póstumos, los muertos, cantan mucho mejor que los vivos. En este país y en toda Latinoamérica".

Sabina también le dedica unas palabras al futbolista Diego Armando Maradona: "Sé que me quiere y él sabe que yo lo quiero. Y creo también que se enteró tarde de ese amor, como a mí me pasó con él. Empecé a amar a Maradona cuando ya no era Maradona. Como no era muy futbolero -aunque algunos crean que sí, a mí el fútbol no me interesa gran cosa-, el Maradona futbolista genial me pasó completamente desapercibido", asegura.

"Sin embargo, me empezó a impresionar cuando le montaron aquella infamia en el barrio de Caballito. Le hicieron una putada tremenda, y ahí me empezó a interesar. Luego lo conocí y estuvimos juntos un par de noches locas, y me pareció que tenía y tiene una cosa que sólo poseen algunos argentinos -la tuvo Gardel y la tuvo Evita Perón-, que es un gran instinto para lo popular", apunta Sabina.

"Diego es el único tipo del mundo que puede hablar bien de Menem y de Fidel Castro el mismo día", acota. Más adelante, se refiere al cantante y compositor Fito Páez, con quien grabó el disco "Enemigos íntimos".

"Fito es un artista químicamente puro. Con unos métodos que no son los míos, pero es un tipo al que podría comparar con Luis Alberto Aute. Tú sabes que Aute, a quien conoces bien, desde que se levanta hasta que se acuesta sólo piensa en una cosa y sólo vive para esa cosa: su trabajo. Es el caso de Fito, que es capaz de escribir una canción a las ocho de la mañana y a las doce de la noche tenerla grabada y mezclada con una orquesta sinfónica", opina.

"Luego hay un montón de cosas, desde el punto de vista estético y también sobre el modo de trabajar, en las que discrepamos mucho. Por ejemplo, yo siempre le decía que no se daba el menor reposo para disfrutar de su trabajo. Y a mí una de las cosas que más me gustan de las grabaciones es el poder sentarte por la noche con un cigarrito y un whiskito a oír el trabajo. Eso es algo que jamás se hizo con Fito. El estaba siempre trabajando, mezclando, de un modo feroz", subraya el cantante.

JULIETA GROSSO

Télam