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Jueves 07 de Diciembre de 2006
 
Edicion impresa pag. 40 y 41 > Sociedad
Artesanos de la piedra laja
Revalorizar un producto que caracteriza al pueblo
Claudio y Sebastián crean con pórfido maravillosos pisos, carteles, bachas y lavatorios con cientos de formas y paisajes.
Claudio y Sebastián crean con pórfido maravillosos pisos, carteles, bachas y lavatorios con cientos de formas y paisajes.
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La producción de piedra laja fue y es uno de los pilares de la economía de Los Menucos. Por esta razón, muchos empresarios y artesanos buscan agregarle valor a un producto que caracteriza al pueblo.

Hasta hace un tiempo la producción que se ofrecía para la venta tenía muy poco valor agregado. Sólo se vendían piedras irregulares para veredas o cortadas en cuadrados o rectángulos para revestimiento. Buscando formas de incrementar los ingresos algunos productores comenzaron a trabajarla en forma artesanal, construyendo objetos como relojes, ceniceros o mapas. Pero hubo otros decidieron ir más allá y, a través de la artesanía, construir desde grandes veredas y pisos en las que se reflejan diferentes plantas, animales y paisajes hasta mesas ratonas, mesadas y "bachas" para lavatorios de baños, o carteles informativos.

"Es un trabajo artesanal que hacemos para incorporar en grandes obras. Una forma distinta de ofrecer al mercado la piedra que se produce en Los Menucos", señala Claudio Quiñanao. Junto a su socio, Sebastián Llanquitrú, conocido como "fillol", Quiñanao aprendió el oficio hace ocho años cuando dos emprendedores barilochense se radicaron en Los Menucos para hacer los piso de la mansión de Joe Lewis en Lago Escondido.

Desde entonces realizaron trabajos como la vereda tallada de una chocolatería de Bariloche o el boulevard de la avenida principal del balneario Playas Doradas, pero en todas las ocasiones fueron contratados para distintas empresas.

"Hace un año nos largamos solos y estamos haciendo camino en este oficio. Es un trabajo que nos gusta, aunque todavía no es tan redituable como quisiéramos", agrega Llanquitrú mientras coloca letras de piedra tallada, en una gran laja pulida.

Si bien no son descendientes de productores de piedra laja, saben que este mineral es un sello que distingue al pueblo, que tiene un potencial enorme y por eso le ponen mucho empeño a lo que hacen. En un pequeño taller, con sólo dos herramientas una amoladora y un torno-, mucho ingenio y paciencia tallan hojas de árboles para ser colocadas en el "Paseo de la familia", que se inaugura hoy en el predio ferroviario. (AJ)

 
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