WASHINGTON.- Un informe de una comisión independiente estadounidense instó ayer a cambiar la estrategia de Estados Unidos en Irak, mediante un retiro de tropas a más tardar en el 2008 y una reanudación del diálogo con Irán y Siria, en momentos en que se agrava la violencia en el país.
La comisión de expertos estuvo encabezada por el ex secretario de Estado James Baker y el ex representante demócrata Lee Hamilton presentó ayer al presidente George W. Bush sus esperadas. El grupo legislativo advirtió sobre el peligro de que toda la región de Cercano y Medio Oriente caiga presa del caos y recomendó un cambio en la política actual.
Irak se encuentra en una situación "grave y empeora", dice el escrito entregado al presidente. El informe recomienda aumentar la presión sobre el gobierno iraquí y amenazar con un recorte de la ayuda económica y militar si la seguridad en el país no mejora.
También se sugiere retirar "responsablemente" las tropas de combate para fines del 2008 "mientras no haya cambios inesperados en la seguridad" de Irak, pero al mismo tiempo fortalecer la presencia de militares estadounidenses para entrenar a las fuerzas iraquíes.
En el documento de 142 páginas, la comisión Baker propuso acelerar la transferencia de responsabilidades al gobierno de Bagdad y las fuerzas de seguridad iraquíes.
La comisión afirma además que Siria e Irán deben ser incluidos en una nueva política para Irak y que debe lanzarse una nueva iniciativa de paz para Cercano Oriente.
"En vista de las capacidades de Irán y Siria para influir en los eventos en Irak y su interés en evitar el caos en Irak, Estados Unidos debería involucrar a ambos países constructivamente", aconsejó.
De todas formas Bush se ha opuesto con firmeza a recurrir a Irán y Siria, y los ve como parte del problema en Irak. También se ha negado a ofrecer cualquier indicio de un plazo para la retirada de las tropas estadounidenses, porque esto alentaría a los enemigos norteamericanos.
A pesar de que no está obligado a aceptar todas o parte de las 79 recomendaciones, el informe aumenta la presión sobre el mandatario.
Desde que su Partido Republicano perdió las elecciones legislativas del 7 de noviembre ante el Partido Demócrata, el que hizo campaña a favor de una salida exitosa de Irak, ha crecido la presión para que Estados Unidos haga regresar a sus soldados del país del Golfo Pérsico.
En palabras de Bush, el informe contiene "una evaluación muy dura sobre la situación en Irak" además de ofrecer una nueva oportunidad de consenso en este espinoso asunto.
El gobierno "tomará muy en serio cada propuesta y actuaremos oportunamente", dijo el mandatario al recibir el reporte. Bush afirmó que el informe incluye "algunas propuestas realmente muy interesantes", aunque aclaró que probablemente no aceptará todas las recomendaciones elaboradas durante ocho meses de trabajo secreto.
El portavoz del mandatario destacó ayer que la administración ha emprendido ya alguna de las sugerencias, entre ellas la de poner presión a los líderes iraquíes para poner fin a las muertes sectarias, y la de asumir más tareas de seguridad. "Lo vemos como un documento muy positivo", aseguró Tony Snow a periodistas. Las "disputas políticas" en Washington sobre Irak hacen daño al país, apuntó Bush.
El objetivo ahora es encontrar un terreno común que incluya a demócratas y republicanos. "Podemos conseguir una paz larga y duradera" en Irak, según Bush, contando con una estrategia efectiva. La Casa Blanca subrayó repetidamente que las recomendaciones de la llamada comisión Baker son sólo parte de muchos análisis que el presidente evaluará en los próximos días. También el secretario designado de Defensa, Robert Gates, dijo el martes al Congreso que "el informe Baker-Hamilton no será la última palabra".