Sapag no sólo ganó, sino que lo hizo por amplia ventaja. Ha salido fortalecido, tanto en su propia fuerza, donde asoma como el portador de un liderazgo ascendente, como de cara a las elecciones generales, a las que enfrenta ahora con un amplio respaldo de su partido y de un sector independiente.

De los escenarios posibles, el que comenzó a dibujarse anoche es el que deja al ahora candidato del MPN con las manos más libres. Si Sapag hubiera triunfado por escaso margen habría quedado muy condicionado por el enorme poder de Sobisch, en su triple condición de presidente del partido, gobernador y candidato a la presidencia.

De hecho, anoche Sapag le envió a Sobisch su primer mensaje sobre este asunto: pidió que las elecciones provinciales sean previas a las nacionales "como ha sido siempre en el MPN". Algo que a Sobisch se le debe haber atragantado, porque su quimera presidencial requiere de todo lo contrario.

No será el único motivo para que el mandamás del MPN comience a experimentar acidez. Su intento de limar a Sapag con un candidato sacado de la galera a último momento se estrelló contra la realidad: el ganador de ayer demostró que tiene el peso específico necesario para no aceptar de brazos cruzados cualquier cosa.

La carta orgánica del MPN establece que si el segundo saca el 25% de los votos o más -como es el caso de Salvatori- se lleva un tercio de los cargos electivos, y el orden de los candidatos lo fija la Convención, un cuerpo donde Sobisch tiene primacía. El poder acumulado ayer por Sapag le permitirá discutir este aspecto con mayor firmeza que si hubiera ganado con lo justo.

El tema no es menor, porque Sobisch tiene candidatos a diputados en las dos listas y eso le podría permitir en un eventual gobierno de su partido convertirse en árbitro, como hizo con la última gestión de Felipe Sapag.

El hecho de que un candidato más potable para los independientes haya ganado, mejora la performance del MPN para las elecciones generales. Y la circunstancia de que haya alcanzado una diferencia de peso, lo favorece al propio Sapag de cara a los candidatos de la oposición, fundamentalmente respecto de Horacio "Pechi" Quiroga, que es el que más posibilidades tiene.

No obstante, no hay que descartar la posibilidad de que un MPN fortalecido termine por empujar a la oposición a amucharse.

Tampoco se debe desechar del todo la posibilidad de que algunos heridos de la pulseada de ayer, u otros que vayan surgiendo en el arduo proceso de compatibilizar las listas, terminen pateando para arco contrario.

HECTOR MAURIÑO