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Domingo 01 de Octubre de 2006
 
Edicion impresa pag. 42 y 43 > Sociedad
Trabajar en cubierta: entre el peligro y la tensión
Los primeros mates del día. Luego, la adrenalina y el riesgo en la cubierta.
Los primeros mates del día. Luego, la adrenalina y el riesgo en la cubierta.
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El primer día transcurre con tranquilidad. Mientras la red está en el agua los pescadores toman mate, cocinan, almuerzan o duermen. Son dos o tres horas que cada uno tiene para relajarse mientras se espera la tarea más dura. El timbre llama a todos a "virar", que en la jerga significa sacar el equipo de pesca del agua.

Los guinches enrollan los gruesos cables de acero hasta que los portones se cargan junto a las pastecas de la popa. Luego siguen varios metros de resistentes bridas revestidas hasta que finalmente se ve la red, claramente identificada por sus boyas de color flotando en la superficie.

El patrón del barco, Daniel Carbayo, corre a la popa a observar cómo se iza en varios movimientos la bolsa de la malla repleta de pescados. Es el momento más peligroso de la actividad. Todo está tenso y sometido al máximo de su resistencia.

Muchas veces ha ocurrido que algún cabo se corta o alguna pasteca zafa. Hay imprevistos que pueden provocar serias lesiones y hasta la muerte en los arriesgados marineros. Gastón Carbayo tira del cabo atado de manera especial para contener los pescados capturados.

Al abrirse, la producción cae en lo que se denomina "el pozo", donde queda hasta que luego de ordenar todo en cubierta y volver a "calar" la red -arrojarla nuevamente al agua- los marineros bajen a la planta a seleccionar y encajonar todo por especies.

"Cuero" Ortiz se encarga de empujar el pescado hacia la cinta transportadora donde Carlos y José dejan pasar hacia el agua lo que es "descarte" -las especies que no tienen valor comercial o los juveniles que no son aceptados en las fábricas pesqueras-.

En otra cinta, "Panza", con la ayuda de alguno de los maquinistas, separa en cajones las distintas especies mientras que la más numerosa sigue camino hacia la bodega. Allí Gastón y "Tato", los más robustos, llenan y acomodan los cajones con hielo. Son más de dos horas de tareas y las restantes, mientras la red siga en el agua, servirán para compartir unos mates, recuperar energías con alguna comida rápida o con un breve descanso.

 
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