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Domingo 10 de Septiembre de 2006
 
Edicion impresa pag. 28 y 29 > Internacionales
Bush aún persigue su promesa de 2001

WASHINGTON.- Cuando faltan poco más de dos años para que finalice su segundo mandato presidencial, George W. Bush parece estar decidido a cumplir la promesa que había hecho tras los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001: quiere vencer al terrorismo y crear un nuevo orden mundial libre.

Bush, quien se autodefine como "presidente en tiempos de guerra", recalca que "la guerra global contra el terrorismo será larga y difícil y exigirá sacrificios a nuestro país". Esta guerra es "una batalla por el futuro de nuestra civilización", señaló el vicepresidente Dick Cheney.

Poco antes de cumplirse el quinto aniversario del ataque más mortal jamás lanzado contra Estados Unidos, dejando de lado el ataque japonés contra el puerto haiwaiano de Pearl Harbor durante la Segunda Guerra Mundial, es imposible no oír los tambores de guerra. En la mira de Washington aparece sobre todo Irán.

Bush, Cheney y el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, reclaman al unísono que es necesario "luchar contra los fascistas islámicos antes de que sea demasiado tarde". Los tres evocan casi a diario el recuerdo del "9/11", tal como se conoce en Estados Unidos la fecha de los atentados de Al Qaeda, y de la lucha contra los nazis. Para la situación anímica de los ciudadanos estadounidenses, ambas fechas desempeñan un papel de enorme importancia.

El "9/11" simboliza el trauma que sufrieron los estadounidenses cuando de repente, y de forma dolorosa, se dieron cuenta de la vulnerabilidad de Estados Unidos y del odio ampliamente extendido en el mundo hacia su país. Y la guerra contra Hitler es para los estadounidenses sinónimo de la lucha entre el bien y el mal, la victoria sobre una camarilla de racistas asesinos y una prueba de la grandeza de Estados Unidos, ya que después del triunfo Estados Unidos allanó en Europa el camino a la democracia y el bienestar.

"También ahora nos encontramos ante el desafío (...) de un nuevo tipo de fascismo", dijo Rumsfeld. Con este enemigo "no hay ninguna posibilidad de negociar o de apaciguarlo", afirmó Cheney. Para muchos estadounidenses, no sólo para los neoconservadores en Washington, la "lucha entre las culturas", profetizada por el historiador Samuel Huntington, que se refería a un enfrentamiento entre un mundo islámico radicalizado y las democracias occidentales, marcadas por una tradición cristiano-judía, ya se convirtió hace tiempo en una realidad histórica. (AFP)

 
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