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Domingo 10 de Septiembre de 2006
 
Edicion impresa pag. 28 y 29 > Internacionales
La "guerra contra el terror" tras el 11-S aísla a EE. UU.
La unidad internacional después de los ataques se fue erosionando. Washington enfrenta problemas en Afganistán, Irak, Irán y Líbano. La política exterior estadounidense tiene serios inconvenientes.
La "zona cero" aguarda la construcción de las torres que reemplazarán al antiguo World Trade Center. Dos visitantes leen los nombres de las personas que murieron en los atentados a las Torres Gemelas.
La "zona cero" aguarda la construcción de las torres que reemplazarán al antiguo World Trade Center. Dos visitantes leen los nombres de las personas que murieron en los atentados a las Torres Gemelas.
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WASHINGTON(AFP).- Al día siguiente de los atentados del 11 de setiembre de 2001, el mundo respaldó a Estados Unidos en la lucha contra el terrorismo, pero cinco años después esta unidad se rompió y la política exterior estadounidense tiene serias dificultades.

"Cinco años después de los atentados del 11 de setiembre, la diplomacia estadounidense no logró aislar a los terroristas, sino a Estados Unidos", aseguró James Dobbins, un responsable de la Casa Blanca y del Departamento de Estado, con experiencia en temas de Medio Oriente.

La urgencia de un gobierno democrático en Afganistán después de la derrota de los talibanes fue presentada como la primera victoria de una gran coalición que, según Washington, también debía realizarse en Irak, en Irán y con el conflicto israelo-palestino.

Por el momento, y pese a la presencia de un número significativo de tropas de la OTAN y de Estados Unidos en Afganistán, el gobierno de Hamid Karzai no logra poner fin a los continuos ataques de rebeldes talibanes, y el jefe de Al Qaeda, Osama Ben Laden, sigue prófugo.

 

Difícil situación en Irak

 

Irak está, según algunas opiniones, al borde de una guerra civil, con los atentados cotidianos y la violencia confesional que causa muertes todos los días, a tres años de la caída de Saddam Hussein.

Irán, reforzado por el poder creciente de sus aliados chiitas en la región, se embarcó en una discusión con las potencias occidentales por su programa de desarrollo nuclear.

Las tensiones entre Israel y los países árabes se agravaron con el conflicto en Líbano y el estancamiento del proceso de paz con los palestinos.

En este contexto diplomático bastante sombrío, el gobierno de George W. Bush se encuentra cada vez más aislado.

 

Con menos influencia

 

Su acercamiento unilateral le costó el apoyo de algunos de sus aliados y limita su capacidad de influencia. "La coalición mundial nacida el 11 de setiembre está derrumbándose y necesita urgentemente ser consolidada", aseguró Julianne Smith del Centro de estudios estratégicos e internacionales (CSIS) en Washington.

Smith y otros expertos estiman que la decisión del gobierno estadounidense de ver su política exterior esencialmente a través del prisma de la guerra contra el terrorismo ha llevado a una serie de acciones precipitadas y agresivas.

"Con la guerra contra el terrorismo, la guerra en Irak y la invasión de Afganistán, el presidente (Bush) y su gobierno se propusieron reformar todo Medio Oriente", señala Jon Wolfstahl, experto sobre Irán y la no proliferación nuclear de la CSIS.

"Esto abrió una caja de Pandora y ahora vemos las consecuencias (...) el precio del pretróleo en alza, la inestabilidad e Irán que se aferra a su programa nuclear más que nunca", subrayó. Zbigniew Brzezinski, asesor de seguridad nacional del ex presidente Jimmy Carter entre 1977 y 1981, cree que los partidarios de una línea dura en el gobierno de Bush "se beneficiaron del impacto emocional del 11 de setiembre para embarcar al país en una política aventurada, partidaria y destructiva.

"La guerra contra el terrorismo, la islamofobia histérica, la exageración de la amenaza terrorista, Irak declarado como el frente central de la lucha antiterrorista y el abandono del rol de mediador de Estados Unidos en Medio Oriente dañaron los intereses estadounidenses", sostuvo.

"El resultado de esto no es solamente la inestabilidad y la violencia en Irak, sino también la radicalización de los grupos islámicos y el fortalecimiento de Irán", concluyó Julianne Smith. (AFP)

 
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