CIPOLLETTI (AC).- Cuando se levantó de la silla al terminar de declarar, Juan de Dios Opazo dijo: "ahora tiene que estar muy contento Fabián con lo que hizo". Nadie le preguntó por qué. Con esa expresión se marchó, sin querer hablar con la prensa ni escuchar a ningún testigo.

El padre de Yanet vino desde Temuco, Chile, para declarar. Allí vive con su mujer, quien desde hace tiempo está enferma "por todo lo que pasó". Tiene gastritis nerviosa, depresión y ataques de nervios. Pesaba 72 kilos y ahora 47.

Opazo inició su testimonio también apuntando a González. "Si esto ocurrió fue porque mi hija no aceptaba lo que él quería", manifestó. Pero no pudo aportar elementos concretos para reforzar su sospecha contra el imputado. Sólo dijo que después del crimen de su hija, "Fabián se perdió de la calle, no pasó más. Siempre se mostró esquivo con nosotros".

El hombre habló de las amenazas que sufrió después del crimen, los balazos y piedrazos contra su propiedad en horario nocturno, que hicieron que se marchara a Chile. No recuerda cuántas agresiones fueron ni por qué ocurrieron. Aunque arriesgó: "puede haber sido porque andábamos reclamando".

Recordó las cartas que halló entre las pertenencias de Yanet, que supuestamente le habría enviado Fabián González para acordar encuentros con ella.

Por estas misivas también declaró ayer Luis Alberto Muñoz, que era amigo tanto de González como de Yanet Opazo y que en esa época ofició de mensajero. El testigo aseguró que nunca leyó el contenido de esas notas; que "las llevaba nada más".

Muñoz se mostró incómodo por las reiteradas preguntas realizadas por las partes. Remarcaba una y otra vez que "ya han pasado 12 años" (en realidad son 13). Pero apelando a la lectura de sus declaraciones en la instrucción, ratificó algunos datos. Como por ejemplo que González "tenía la mala costumbre de amenazar" y que en una ocasión lo amenazó a él: "dejate de joder negro porque te voy a meter un tiro", le dijo González, según el testigo. "A todos los pibes amenazaba", agregó.