CIPOLLETTI (AC).- José Huayquillán regresaba a su casa en bicicleta el 26 de junio de 1993 cuando al ingresar al atajo del barrio Labraña escuchó dos disparos. Pensó en cambiar de dirección pero avanzó. Allí se topó con un joven que huía corriendo, oyó gritos de auxilio, y más adelante encontró a Yanet Opazo desvanecida y a Claudina Kilapi ensangrentada.

Es el principal testigo, el hombre que vio más de cerca al asesino. Pero de poco sirvió su aporte ante las diligencias que se hicieron. O que no se hicieron.

Cuando en 1993 fue convocado para ver si reconocía al autor, las personas que eligieron para determinar si entre ellas se hallaba al asesino eran del mismo Labraña. Se encontraban allí los primeros sospechosos, pero eran todos conocidos suyos. "Estaba Sáez, Zúñiga... Los conocía del barrio", relató ayer. De poco sirvió esta diligencia, la única que se hizo, porque no hubo otra. Ni siquiera en 1998, cuando apareció Claudio Kielmasz en escena.

El juez Alvaro Meynet le preguntó a Huayquillán si lo habían convocado para una nueva rueda, pero el testigo respondió que no. Nunca vio personalmente a Kielmasz, el condenado por el triple crimen que por entonces era considerado "autor" también de la muerte de Yanet y de la tentativa de homicidio de Kilapi. Sólo le mostraron fotografías. "Era medio distinta la foto", recordó ayer ante el Tribunal.

Los camaristas le exhibieron a Huayquillán un retrato hablado que está incorporado en el expediente que fue dictado por él mismo. Dijo que este identikit "se parece bastante" al asesino.

"Era un muchacho joven. Corría. Iba con buzo como de rugby, con rayitas de color verde y blanca, y estaba peinado para los costados, con una raya al medio", sostuvo el testigo. Dijo que no vio si el sujeto llevaba algo en la mano y aseguró que si lo volviera a ver ahora, ya no lo reconocería.

"Espero que no me molesten más", dijo al terminar su declaración.

Huayquillán fue uno de los siete testigos que declararon ayer, en la segunda audiencia que se realiza contra Fabián González, el procesado como partícipe necesario del caso Opazo.

Fue una jornada caracterizada por los "no me acuerdo", algunos de los cuales dejaron al borde de la detención por presunto falso testimonio a un testigo.

Por estos olvidos, la sobreviviente Claudina Kilapi tuvo que ampliar su declaración. Fue luego del testimonio prestado por Luis Jorge Urrutia, el hombre que las auxilió y las llevó en su camión hasta el hospital.

Urrutia había declarado en 1993 que ese día Fabián González lo ayudó a subir a las chicas a su vehículo y que también los acompañó hasta el hospital. Una vez allí el ahora imputado le habría dicho que debían ir a la comisaría a declarar. En dos declaraciones suyas hubo comentarios parecidos.

Pero ayer el hombre aseguró que González no estaba. Insistió en ello. Según sus dichos, él "solo" subió a las chicas y las llevó hasta el hospital.

El Tribunal dispuso que Claudina declarara y luego que se hiciera un careo entre ambos. Claudina afirmó que Fabián González era una de las personas que se acercó al lugar, cuando ya estaban a punto de subir al camión. No recuerda, de todos modos, que los haya acompañado.

"No recuerdo, sinceramente no recuerdo", enfatizó Urrutia. El Tribunal no lo dejó detenido, pero la defensa mantuvo su pedido: quiere que las actuaciones pasen al fiscal de turno para que le inicien una causa por presunto falso testimonio. Los jueces resolverán si le hacen lugar al requerimiento o no.