NEUQUEN (AN).- La Guerra Civil Española lo sorprendió a Cristóbal Rodríguez a los 14 años, en Cantoria, un pequeño pueblo de la provincia de Almería, Andalucía, al sur de España. "Estaba acostado y pasaban tocando la ventana avisando: ¡empezó la Guerra, empezó la Guerra!", rememora. Era el 17 de abril de 1936.
Cristóbal no participó de los combates. Pero la guerra le arrebató a dos hermanos que pelearon en defensa de la República. Francisco murió pocos días después de que se iniciara el conflicto, en un enfrentamiento callejero en Gerona, Cataluña. Tenía 21 años. Antonio peleó en la brigada del general Juan Modesto. Falleció a los 24 años, en Morata de Tajuña, en el frente de batalla de Madrid, al final de la contienda.
"En cada casa era muy difícil que no faltara uno", recuerda, Cristóbal. "¡La Guerra no sirvió para nada!", reflexiona, 70 años después, sentado en una silla, en su casa de Cipolletti. "¡Fue una bestialidad!. Se pelearon hasta entre hermanos que después se supo que estaban de un lado y del otro", asegura.
Cristóbal intentó seguir los pasos de sus hermanos mayores. Comenta que se presentó, junto con varios compañeros, como voluntario y lo trasladaron hasta Lorca, en la provincia de Murcia, que limita con Almería.
"Habían formado un campo de aviación y eran todos aviones de madera y de caña -rememora- todo eso para aprender y cerca de allí estaba el aeropuerto de Alcantarilla. Entonces de ahí nos llevaban". Nunca disparó.
Cuando estaba en su casa lo vino a buscar la Guardia de Asalto, pero era menor. "Me preguntaron: ¿Quieres quedarte o te quieres ir?". Cristóbal dice que su padre pidió que lo dejaran.
Con sus 14 años se hizo cargo de la casa, porque era el mayor de los hermanos que permanecía junto a sus padres y otras dos hermanas pequeñas. Además, su padre enfermó como consecuencia de la pérdida de sus hijos.
Afirma que "el odio vino después" de la Guerra. Y también llegaron el hambre y la escasez.
En 1951 emigró a Argentina, y casi nunca volvió a hablar del tema, ni siquiera en la Asociación Española de Cinco Saltos donde se reunía con otros españoles.
