En la monografía que escribió en 1994, cuenta Landajo que un día, en Caracas, Perón lo convocó a él y a Isaac Gilaberte, otro colaborador del entonces derrocado mandatario, y les dijo que de información suministrada desde Buenos Aires, estaba operando en Venezuela un comando destinado a asesinarlo. El líder de ese grupo era reconocido como "Tarzán". "Como única referencia de él" -dice Landajo-, se pudo saber "que en su momento tuvo alguna figuración en Argentina".

Gilaberte y Landajo recibieron la orden de ubicar a "Tarzán". Desde Buenos Aires "nuestros compañeros nos hicieron llegar fotografías de César Llanos, actor de radioteatro y televisión que había personificado en su momento al Rey de la Selva. Pero el material no sirvió, porque Llanos no tenía nada que ver con el tema.

Venezuela vivía por aquellos años `56 y `57 bajo fuerte tensión política. La oposición al régimen de Pérez Jiménez crecía y las conspiraciones estaban a la orden del día. Para los peronistas que acompañaban a Perón, había una relación directa entre los opositores a Pérez Jiménez y el gobierno de la Libertadora.

Fue otro argentino que también estaba en Caracas, Patricio Kelly, quien -según Landajo- desbrozó el camino hacia el posible atentado.

"La detención de un conspirador (contra el régimen de Pérez Jiménez) por parte de Seguridad Nacional de Venezuela, le permitió a Kelly obtener valiosa información encontrada en una agenda del mismo, donde se señalaba a un individuo de nacionalidad guatemalteca que, recientemente llegado a Caracas, tenía a su cargo la coordinación de algunos atentados que conmovieran a la opinión pública".

Gilaberte y Landajo recibieron una nueva orden: encontrar al guatemalteco. "Los datos filiatorios no eran muchos -señala Landajo-, por lo que dentro de la mayor nebulosa debíamos encontrarlo antes de las 12 del mediodía, hora en que se estimaba que en el edificio Central donde estaban las oficinas que utilizábamos, se registraría un atentado que pondría fin a la vida de Perón. El manco Hernández, agente de Seguridad Nacional, se puso a trabajar con nosotros, cayendo mal la negativa de Américo Barrios de secundarnos en esa búsqueda, aduciendo que más que un atentado contra Perón, era posible que esa denuncia hubiera sido hecha para confundir a la inteligencia venezolana".

Y acota Landajo: "Gilaberte y yo buscamos por todos lados a este individuo, al que sobre la hora pudimos ubicar instalado en un piso vecino al de la oficina. Fue detenido y llevado a dependencias de Seguridad Nacional. Allí confesó estar relacionado con revolucionarios venezolanos, pero que no tenía la finalidad de asesinar ni atentar contra Perón. No obstante, en sus declaraciones señaló a varios individuos, uno de los cuales, "Cholo" Alenci, había alquilado y estaba habitando uno de los departamentos en el edificio que el general había ocupado (Jos Mary) y que sus negocios, por así llamarlos, dado que era tratante de blancas, tenían origen en la Argentina. Se desarmó así otro intento de asesinato, pero no se pudo obtener mayor información sobre el personaje que buscábamos, el famoso "Tarzán". Con el tiempo, ya en Argentina, pude enterarme por intermedio del compañero Roa, que el famoso "Tarzán" era un conocido modelo de televisión de apellido Chávez, el cual era activista del Partido Comunista, que había contado con el apoyo de Quaranta para esa misión". Domingo Quaranta fue el jefe del SIDE a lo largo del gobierno de la Libertadora.