Miércoles 14 de mayo de 2003 | |||
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Resignación y resentimiento en búnker menemista | ||
Sólo dirigentes de segunda línea dieron la cara. Acusaron de traición "desde afuera (a Duhalde) y desde adentro (a los gobernadores)". Casi todos aseguraron que Menem se bajará de la candidatura. | |||
Eran las 14,35 cuando el candidato a vicepresidente, Juan Carlos Romero, abandonaba esa sede y dejaba al ex presidente solo junto a su ex secretario, Alberto Kohan. Un discurso mezcla de resignación y resentimiento emergía de quienes iban llegando a la entrada sobre la avenida Cerrito. "Lo traicionaron desde adentro y desde afuera", decían casi a coro, y aludían con tono acusador a quienes en Buenos Aires "vendieron" a los fiscales en la elección del 27 de abril, y a los gobernadores que en el último repecho "se dieron vuelta". Candidato a concejal por la Matanza, Julio Vallejos, aseguraba que Menem tomó la decisión de renunciar a su postulación ayer a las tres de la madrugada, tras la reunión de Olivos entre el presidente Eduardo Duhalde y todos los mandatarios provinciales. Según esa versión, hasta el pampeano Rubén Marín y el riojano Angel Maza, le habrían pedido a Menem que decline presentarse en el ballottage porque iba a derrumbar todas las posibilidades de sus referentes en los comicios que se avecinan en el interior. "Ahora va a la Rioja a dar un paso al costado porque lo obligaron", insistió Vallejos pintando un panorama semejante al de Adolfo Rodríguez Saá cuando se marchó a su provincia para dejar la Presidencia porque sus pares lo habían abandonado. Un referente entrerriano comentaba como en las últimas horas, en Paraná, una cumbre menemista había terminado "a las patadas limpias". "Ven que el barco se hunde y pelean por quedarse con las pocas candidaturas que se pueden repartir", sintetizó. Una mujer al borde de las lágrimas prometía venganza contra Duhalde, y auguraba que en diciembre otra vez habrá elecciones cuando los piqueteros se cobren la mano que le dieron. Con un discurso menos politizado otra dama explicaba su apoyo a Menem desde la nostalgia de "no haber estado nunca mejor". Silueta menemista Con enormes anillos de oro fantasía y camisa abierta los hombres; y pelo platinado y grotescos collares las mujeres, era muy fácil distinguir a los menemistas de los curiosos que observaban la escena desde la vereda. "¿Cómo un tuerto y un manco pueden gobernar el país?" se preguntó con indudable mal gusto un referente de la Matanza, Alberto Costa, candidato a concejal. Como contraste, desde los autos respondían con sorna y alegría. "Manga de chorros", "no vuelven nunca más", lanzaban entre bocinazos los espontáneos transeúntes. Un Fiat pintado como un auto de carrera, con las leyendas Menem 2003, se situaba al borde del cordón. Un militante de Lomas de Zamora -con notable parecido al fallecido empresario postal Alfredo Yabrán-, insistía en que aún había margen para alguna sorpresa. Cuando caían las primeras sombras llegó "Tula". "No hablé con el Jefe, pero la percepción de la calle me dice que se baja", y por las dudas deslizó que es "justicialista y nacionalista, aunque Menem fue el mejor peronista". Un sexteto de mujeres desafinaba el jingle "que vuelva Carlos" desde las escalinatas del hotel, mientras Tula se negaba a opinar si Menem se había ido "al bombo". "A la gente le cae mal" ¿Cómo le cae a la gente la renuncia de Menem al ballottage? La consultora Analía del Franco no dudó en responder: "Le cae mal, lo desfavorece". |
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