Miércoles 14 de mayo de 2003

 

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Resignación y resentimiento en búnker menemista

  Cruzando el cerco
 
  "Diabolizado" por gran parte de la sociedad y acicateado por los caudillos provinciales propios que no se resignaban a ser castigados con una categórica derrota el próximo domingo y en los últimos días habían comenzado a "cruzar el cerco" hacia el redil de Kirchner, el ex presidente Menem sembró ayer más incertidumbre respecto a si sigue o no en la contienda electoral.
De caída en caída desde la noche del 27 de abril (cuando a pesar de que estaba crucificado, se plantó con soberbia diciendo que ganaría por 8 o 10 puntos y que el segundo turno sería una simple formalidad), el riojano jugó ayer al suspenso, apoyado entre otros, por su compañero de fórmula, el salteño Carlos Romero y del gobernador de La Pampa, Rubén Marín. Los dos le advirtieron que no debía provocar "la inmolación" de los jefes territoriales leales, corriendo hacia el precipicio.
Un colaborador de Menem explicó que el paso al costado se hacía en aras de la pacificación y para facilitar la llegada de otra generación de dirigentes, sin provocar una fractura política a partir del odio entre los argentinos. "De paso, ahorramos un gasto inútil y señalamos la complicidad de Duhalde en la división de los peronistas", se justificó desde las oficinas senatoriales del hermano del ex jefe de Estado.
Por supuesto, esa no era la visión del duhaldismo. Aníbal Fernández, virtual jefe de campaña del patagónico descartó la figura de "títere" atribuida a éste por menemistas y argumentó ante "Río Negro": "Es una tontería creer que Kirchner queda debilitado. El poder se arma, se construye. De la Rúa ganó con el 50% de los votos y lo sacaron a patadas antes de 2 años. Al renunciar, Menem fortalece a Kirchner, pues la lectura correcta es la siguiente: "éste tipo (por el santacruceño) es invencible, si vamos al ballottage, me pasa por arriba".
En realidad, ni tanto, ni tan poco. Es normal que los peronistas se apresuren a acercarse al fogón del parrillero, pero el proceso que se inicia tendrá su complejidad, dado que Kirchner sólo obtuvo el 22% de los votos hace casi tres semanas y exhibe una dependencia marcada del aparato duhaldista bonaerense.
Duhalde jura que también se correrá del escenario en los primeros meses de gestión de Kirchner y que lo dejará trabajar con autonomía. ¿Pero hasta dónde es sincera la prescindencia del actual jefe de Estado?
"Si en las primeras semanas -señala Fernández - Kirchner saca 10 medidas que le pasen cerca a la gente, se van a poner de su lado. Si la gente va al supermercado y nota que los precios no subieron, que recuperó capacidad de compra, ya se hará de credibilidad".
En rigor, el conflicto sigue abierto. Habrá que ver hasta donde Kirchner garantiza la gobernabilidad. Ayer, el patagónico buscaba fotografiarse lo más rápido posible con López Murphy y Carrió e impulsaba un plebiscito o consulta popular para someter a la consideración pública un programa y una reforma política profunda. "Eso sería rifar el esfuerzo de estos días", retrucó otro colaborador de Duhalde que no acepta una "jubilación anticipada" del caudillo bonaerense.
Con el traje presidencial, Kirchner se verá urgido a ir anunciando su gabinete (se sabe que Lavagna y González García seguirán como ministros de Economía y Salud) y a ampliar su convocatoria a los sectores que lo enfrentaron dentro del peronismo, como se lo sugirió el ex ministro del Interior menemista Carlos Corach. "No le sueltes la mano a De la Sota y a Reutemann", le advirtió en relación a esos dos gobernadores que hicieron un juego sospechosamente neutro el 27 de abril.
En la casa de Santa Cruz no se ocultaba el enojo hacia Menem: entendían que su "fuga" pretende "deslegitimar a un futuro gobierno dispuesto a disciplinar a los grandes grupos económicos". Más allá de las heridas abiertas por la pérdida del invicto de Menem (quien anoche despotricaba contra los "traidores" y los fiscales "huidizos"), a partir de hoy se abrirá un fascinante capítulo político: ¿será capaz Kirchner de construir consenso en la Argentina y hacer funcionar las instituciones democráticas sin corrupción?

Arnaldo Paganetti

   
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