En Las Grutas, un verano histórico obliga a mejorar

El dato saliente es la mayor exigencia de los visitantes.Hubo prestadores que no estaban bien preparados.

Si bien en Las Grutas los valores aumentaron un 20 ó 30% en relación con el año anterior, no hubo una suba exagerada de precios.

LAS GRUTAS (ASA).- El incremento notable de la demanda turística y su extensión sostenida, según lo indican las reservas, hasta más allá de la primera quincena de febrero, son los datos salientes de la actual temporada. Una característica de los visitantes del 2003 es la mayor exigencia de servicios, lo que fue destacado por algunos operadores que afirmaron que tales pretensiones "obligan a los prestadores a brindar excelencia".
"La afluencia fue mucho mayor; se empezó a trabajar en diciembre, estuvimos a full en enero y, en lo que va de febrero, hasta la semana próxima, la ocupación se mantiene al ciento por ciento", afirmó Carlos Landivar, titular de una de las inmobiliarias de la villa. Además, agregó que "es sorprendente la llegada de chilenos".
El empresario sostuvo que "la calidad se va mejorando año tras año y se va induciendo a los propietarios a que mejoren. Se notó la búsqueda por parte de los visitantes de buenos departamentos y casas, el turista seleccionaba lo mejor. Antes elegía precios, ahora calidad".
No obstante, Landivar afirmó que "los valores aumentaron apenas un 20 o 30 por ciento en relación al año anterior. No hubo una suba exagerada de precios".

El problema del agua

Acerca de las cuestiones que influyeron negativamente en la actual temporada, Landivar destacó por caso, el problema del agua, que en varios días de enero ocasionó la interrupción momentánea del suministro en algunos sectores del balneario a raíz de la excesiva demanda.
Para lo que queda de febrero, el prestador estimó que la ocupación continuará a pleno. "Sin sobrar nada, pero con todo ocupado. Aclaró que los precios de febrero son algo menores ya que los valores se fijan en relación a la demanda proyectada en octubre", informó. Por ejemplo, un departamento que en diciembre cuesta 90 pesos, del 1 al 5 de enero puede llegar a 120 y del 6 al 31 de ese mes a 130, mientras que baja a 120 en la primera semana de febrero, a 100 a partir de la segunda y a 80 en marzo. "A través de la experiencia hemos podido establecer estos rangos que se estipulan en octubre y no se modifican", afirmó el empresario.
El crecimiento de la afluencia de visitantes durante el mes de enero fue sorprendente en relación al 2002.
A pesar de que hay que recordar que el primer mes del año pasado estuvo signado por la incertidumbre político económica en el país, lo que motivó el retraso en la toma de decisiones por parte de los potenciales turistas, esta temporada el incremento superó los pronósticos.
Esta vez, con 17 mil camas ofrecidas hubo una ocupación promedio del 95.56 por ciento. Un año antes, el registro había sido del 66 por ciento, con 16 mil plazas.
Lo cierto es que así como crecieron las exigencias por parte de los visitantes, en muchos casos se incrementaron las quejas, ya que no todos los prestadores estaban preparados para atender a tanta cantidad de gente y menos aún, tan exigente.
Hubo reclamos en los sitios de comidas y en particular, en muchos alojamientos, cuyos propietarios ofrecieron algunos servicios que luego no brindaron. La situación obliga a que durante el invierno se disponga un fuerte control de la oferta de alojamiento por parte del Estado, reforzando los sistemas de categorización y regularización de las viviendas y departamentos de alquiler.
También hubo propietarios que no se pusieron a tono con las circunstancias. Por caso, la demora en la inauguración del snack concesionado de la Cuarta Bajada, que recién se concretó cerca del 20 de enero, fue una vergüenza.
Los visitantes de enero observaron con desagrado hierros esparcidos por la arena, mientras los operarios continuaban una obra que debería haberse terminado el 8 de enero.
Las carencias de equipos de comunicación -entre otros elementos- por parte de los guardavidas también dio una mala imagen al visitante que durante algunos días se encontró con una retención de servicios por parte de los bañeros que exigían la provisión de los instrumentos necesarios para brindar seguridad.

Falta de conciencia

Falencias todas previsibles, que jamás deberían haber ocurrido. También preocupa la falta de conciencia por parte de muchos prestadores que olvidan que "el cliente siempre tiene la razón" y que se lo debe atender con el máximo respeto, aunque haya miles esperando para ocupar el lugar.
Ningún visitante, aunque la demanda supere o no la oferta debería irse disconforme del sitio donde eligió vacacionar, o al menos eso sería lo ideal.
Muchas otras fallas son producto de la enorme cantidad de visitantes. La solución sólo radica en la ampliación de la oferta de servicios que implica inversiones y un trabajo a largo plazo.
Esta temporada fue un éxito. Probablemente marque un hito en la historia de la villa. No hay que dejar pasar mucho tiempo para empezar a pensar en el 2004.

"El Estado ausente"

Más allá del éxito indiscutible de esta temporada, hay fuertes críticas por parte de algunos privados hacia los estados Municipal y Provincial. "Es tiempo de que el Estado invierta en Las Grutas y nos convoque diciendo hagamos de este lugar una maravilla", afirma Daniel Mordcovich, propietario del Hotel Patagonia Norte.
En cuanto a los factores que influyeron en el éxito, el empresario destacó que "hubo un gran aporte de la promoción y otro del cambio de la moneda que hizo que la gente se quede en le país".
"Lo mejor fue el público que visitó masivamente la villa y que nos obliga a pensar en mejorar, empezando a ofrecer servicios similares a los que la gente antes obtenía en el exterior", sostuvo el hotelero. (ASA)