Jueves 20 de diciembre de 2001 | ||
Saqueos y destrozos en los barrios del oeste neuquino |
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Las fuerzas policiales fueron desbordadas en la ciudad. |
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NEUQUEN (AN) - La crisis estalló ayer en un caos violento e incontrolable. Y convirtió a los barrios del oeste de esta ciudad en escenario de furiosos enfrentamientos entre saqueadores y policías. La batalla interminable, que se extendía al cierre de esta edición, tenía objetivos definidos: los supermercados y los comercios de ventas de comestibles. La policía fue totalmente desbordada y entre los saqueadores había personas con armas de fuego. El saqueo del Topsy de Godoy casi Belgrano, alrededor de las 17, fue la chispa que desencadenó una seguidilla de ataques a las restantes sucursales de esa firma, que aglutina a la cadena de mercados Bomba. Con las primeras sombras de la tarde y con cientos de saqueadores en las calles se abrió un negro capítulo de violencia en esta capital. A esa hora, el gobernador de la provincia Jorge Sobisch anunciaba que personalmente había pedido el auxilio de la Gerdarmería para resguardar a los comercios neuquinos. El saqueo y la destrucción del supermercado "Bomba" de Antártida Argentina y Catriel -a las 21.05- fue la síntesis del caos y la desolación. Tras un enfrentamiento de casi tres horas, en las cuales la batalla de piedras contra gases y balas de goma alcanzó niveles de extrema violencia, los manifestantes vencieron la resistencia policial. Y en apenas 30 minutos arrasaron con la mercadería y el mobiliario del negocio, de su depósito aledaño y de una carnicería. Al caos de la destrucción del comercio se le añadieron escenas de dramatismo cuando niños y mujeres cayeron sobre el asfalto de Antártida Argentina afectados por los gases que cargaban el ambiente en por lo menos 200 metros a la redonda. Recién sobre el filo de la medianoche, la situación pudo ser medianamente controlada. Los bombas de gases lacrimógenos y las balas de goma que dispararon los efectivos antimotines no fueron suficientes para frenar a centenares de vecinos, que en grupos dispersos y heterogéneos, conformados por hombres, mujeres y niños, se lanzaron con desesperación a los negocios para apoderarse de mercadería. La particularidad de los ataques a los negocios fue que se produjeron simultáneamente y desbordaron por completo a los dispositivos de seguridad, tanto los montados con personal de seguridad privada como los de la Policía. La gente, en total descontrol, se abalanzó sobre los supermercados si importarles la intimidante presencia de los guardias y custodios, que en el caso de los policías estaban pertrechados con cascos, escudos y empuñando las escopetas lanzagases. Y cuando eran contenidos, en las puertas mismas de los negocios, se alejaban unos metros y descargaban una lluvia de piedras sobre los efectivos. Los policías de la Despo, con sus clásicos uniformes negros, trepados a las camionetas intentaban frustradas persecuciones de los jóvenes, que antes de que pudieran ser alcanzados lanzaban pedradas que se estrellaban en los vehículos y la humanidad de los efectivos. Los focos de disturbios fueron puntualmente los supermercados Topsy de los barrios San Lorenzo, Melipal, Gregorio Alvarez e Islas Malvinas. El primer estallido se produjo en la sucursal de Godoy casi Belgrano cuando un grupo de manifestantes bajó sorpresivamente desde el norte y desbordó la vigilancia y en diez minutos se llevó cuando pudo tomar en sus brazos. Desde cajas de sidra hasta las tiras de chorizos fueron parte del botín que se llevaron los saqueadores. Unos treinta minutos después, los mismos protagonistas y otros que se les sumaron espontáneamente, sitiaron la sucursal de Topsy que frente al hospital Heller. Pero allí los recibió una decena de efectivos de la Despo, que primero los arrinconó en un sector de la plaza que está a un costado y después los corrió por las estrechas calles del barrio. Cinco horas después, alrededor de las 23, el local fue finalmente saqueado. El desmantelamiento fue total. Simultáneamente se producían los primeros encontronazos entre manifestantes y policías en la sucursal de Antártida Argentina y Catriel, que luego derivarían en el episodio más violento de cuantos se registraron a lo largo del día. El desastre quedó patentizado en el saqueo total del negocio y numerosos lesionados por los gases y balas de goma. Con la gente en las calles y los rumores del descontrol generalizado dominando el sector, un grupo de vecinos se apostó amenazante en la playa de la sucursal de Avenida del Trabajador y Collón Cura. La noticia de que el gobierno nacional había declarado el estadio de sitio fue el disparador del descontrol en que cayó el centro de la ciudad ayer alrededor de las 17.30. Los hipermercados reaccionaron de inmediato y cerraron sus puertas. El resto de los comerciantes, por iniciativa propia y aconsejados también por los directivos de Acipan, se apresuraron a bajar las persianas, en medio de un clima casi de desesperación. El temor de los comerciantes fue patético. Los dueños de los negocios del microcentro, junto a sus empleados, casi con desesperación cubrieron las vidrieras con cartones y telas para protegerlos de eventuales pedradas. Algunos instalaron paneles de aglomerados para resguardar el frente de los comercios. Los ingresos de Tía estaban bloqueados por pallets, cajones y changuitos, como una alternativa de protección. Centenario estalló anoche CENTENARIO (ACE)- Unas 1.000 personas, en grupos de 100 y 200, deambulaban ayer por el centro comercial del barrio Sarmiento, en Centenario. Foto: El carro hidrante fue empleado por la policía en los primeros momentos para tratar de dispersar a los manifestantes, quienes lo atacaron con palos y piedras. |
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