Domingo 30 de diciembre de 2001

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El euro desafía la supremacía del dólar en Latinoamérica

 

El 1 de enero de 2002, exactamente tres años después del lanzamiento de la moneda europea, los billetes y monedas del euro entrarán finalmente en circulación. Algunas compañías y bancos ya han comenzado a usar el euro como divisa electrónica. Pero ahora el euro se ha convertido en dinero "real", en los bolsillos de más de 300 millones de consumidores de los 12 países que forman parte de la "euro-zona". Desde julio de 1999 se han producido 14,5 mil millones de billetes y más de 56 mil millones de monedas. Cómo afectará en Latinoamérica y en el mundo, en la siguiente producción.

  La entrada en circulación del euro convertirá a esa moneda en un rival que desafiará la omnipresencia del dólar en Latinoamérica y a la vez forzará a algunas zonas de la región repensar la idea de llegar a instrumentos parecidos.
Desde México hasta Tierra del Fuego, el dólar es la segunda moneda en muchos países latinoamericanos e incluso en dos de ellos, Panamá y Bolivia, es la primera.
Es la principal herramienta en el intercambio comercial y la moneda en la que está fijada la mayor parte de la deuda externa de la región, aun en países que tienen un fuerte intercambio comercial con Europa.
"Esta nueva supermoneda pone en peligro la hegemonía del dólar como moneda de reserva mundial", asegura la economista argentina Elizabeth Aguilar en un estudio sobre la influencia del euro en la economía latinoamericana.
Hasta ahora, la moneda europea apenas está presente en el sistema bancario de las principales economías de Latinoamérica, aunque formará parte de la "canasta" cambiaria de países que se rigen por ese sistema para definir el valor de su moneda, como Chile.
La nación que ha hecho el único intento por desafiar al dólar en el sistema cambiario latinoamericano ha sido Argentina, entre otras razones porque su intercambio comercial con Europa es mayor que con el Tratado del Libre Comercio en Norteamérica (TLC).
En Argentina, una ley del Congreso autorizó un nuevo sistema por el cual el peso argentino, que se mantiene a la par del dólar desde 1991, tendrá el valor promedio del dólar y el euro cuando la moneda del viejo continente y la de EE. UU. se cambien a 1 por 1. Esa medida fue respaldada por el ex ministro Cavallo, con el fin de contrapesar la supremacía del dólar en Argentina, pero también, según sus críticos, por aplicar una devaluación disfrazada del peso argentino.
Unido a ello, Cavallo fomentaba también la posibilidad de que los argentinos pudieran abrir cuentas corrientes en euros, de la misma forma que pueden hacerlo en dólares, moneda en la que está el 80 por ciento de todos los créditos del país.
Esas medidas, sin embargo, quedan en revisión a partir de su renuncia y las nuevas autoridades que sustituyeron a De la Rúa y que ayer entraron en una nueva crisis de gestión. A pesar de los intentos de Argentina por despertar el interés por el euro, en su vecino Brasil, defensor a ultranza de su moneda, que flota libremente desde enero de 1999, el euro no está presente en el sistema cambiario y tampoco en el bancario.
En Brasil sólo están permitidas las cuentas en reales, la moneda local, y, al flotar libremente, el poder de influencia del euro es limitado.
En Chile, en cambio el marco alemán, que forma parte de la canasta de monedas que sirve de base para calcular el tipo de cambio, tendrá que dar paso al euro a comienzos de este año, cuando comparta ese privilegio con el dólar y del yen.
El euro también ha entrado al sistema bancario chileno, porque comienza a utilizarse para cuentas corrientes en esa moneda que son abiertas por grandes empresas, las cuales las utilizan fundamentalmente para sus operaciones comerciales.
El mayor intercambio comercial con Europa lo tiene Brasil, que exporta a esa región el 26 por ciento de sus ventas externas (12.842 millones de dólares entre enero y octubre de este año) y el 25,5 por ciento de sus importaciones (12.746 millones en el mismo período).
Una proporción equivalente a la de Chile, que concentra el 26,5 por ciento de sus exportaciones a Europa (3.975 millones de dólares entre enero y octubre de este año) y el 18,3 por ciento de sus importaciones (2.528 millones de dólares).
Argentina, aunque tiene un nivel de exportaciones proporcionalmente menor al de Brasil y Chile, sí concentra el 18,6 por ciento de su deuda en euros, frente al 72 por ciento en dólares.
"La consolidación de la moneda única europea no sólo es previsible que genere ventajas para la economía comunitaria, sino también para la del resto del mundo y particularmente para la de Latinoamérica", decía en junio de 1999 el entonces comisario europeo para las Relaciones con América Latina, el español Manuel Marín. (EFE)

Así culmina el proceso de integración monetaria

A partir de este primero de enero el euro será la moneda oficial de curso en 12 de los 15 miembros de la Comunidad Europea: Alemania, Austria, Bélgica, España, Finlandia, Francia, Grecia, Holanda, Irlanda, Italia, Luxemburgo y Portugal.
Con la adopción del Euro culmina el proceso de integración monetaria que comenzó en 1990, cuando se eliminaron obstáculos a la libre circulación de capitales entre los miembros de la anteriormente denominada Comunidad Económica Europea (CEE).
El proceso de eliminación de obstáculos concluirá el 1 de julio del 2002, cuando las actuales monedas de los 12 países citados -marcos, francos, liras, florines, pesetas y dragmas, entre otros- pierdan su valor y ya sólo tengan importancia en el mercado de la numismática, indicó el organismo.
La historia de la moneda única europea se remonta a 1972, cuando se instituyó la "Serpiente monetaria", un acuerdo de protección europea contra las crisis financieras externas. En 1990 la CEE adoptó el ECU como unidad monetaria común y en 1995 fue rebautizada como Euro.
La Fundación señaló que el uso del Euro en la Comunidad Europea (CE) se ha convertido en "el signo más evidente" de que "el sueño de la Europa unida esta más cerca que nunca de convertirse en una realidad".
El proceso de integración de la CE comenzó en 1957 con la creación de una zona de libre comercio entre sólo seis países. En 1992 se tomaron los principales acuerdos para avanzar hacia la integración económica y política.
La nueva moneda se caracteriza por tener en el anverso las 15 estrellas en círculo que representan a cada uno de los países integrantes de la CE.

Qué piensa EE. UU.

Estados Unidos no está preocupado por la aparición del euro. Economistas y analistas están convencidos que el brillo del dólar no se verá opacado por la nueva moneda única europea. "No veo que el euro vaya a tener un efecto en absoluto sobre el dólar", aseveró William Niskanen, director de la Fundación CATO de Washington, dedicada a la investigación en políticas públicas.
Por su parte, Richard Cooper, profesor de Economía de la Universidad de Harvard, considera que "el euro no va a ser fuerte en el corto plazo ni será una amenaza para el dólar", y que se necesitará tiempo, que calculó en 20 años o más, para que se transforme en una moneda internacional. "Los mercados de capital europeos tienen por delante un largo camino para llegar a competir con los mercados de capital estadounidenses", dijo Cooper.
A pesar de que Estados Unidos está actualmente en recesión, el crecimiento económico sostenido que registró el país durante la última década consolidó al dólar en una posición de privilegio en el mundo entero, como moneda dominante en los flujos comerciales internacionales y también como reserva en los Bancos Centrales. (DPA)

     
     
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