Domingo 30 de diciembre de 2001

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El euro desafía la supremacía del dólaren Latinoamérica

 

La crisis del 11-S pone a prueba la "regla de oro"

 
  El estreno del euro coincide con un momento malo de la economía europea y un aumento de las presiones políticas para que se relaje la férrea disciplina del Pacto de Estabilidad y Crecimiento.
Esta "regla de oro" de la unión económica y monetaria europea, adoptada en la cumbre de Dublín en diciembre de 1996, obliga a todos los miembros de la Eurozona a mantener sus finanzas públicas a medio plazo "próximas al equilibrio, o con superávit".
El objetivo es que, incluso en momentos de ralentización económica, el déficit público no supere el 3% del PIB, para no desestabilizar la política monetaria que dirige, de forma independiente, el Banco Central Europeo. De lo contrario, si un estado incurre en un "déficit excesivo", se pone en marcha un mecanismo de sanción que puede conducir a una multa anual de hasta el 0,5% de su PBI.
Aunque ningún Estado se encuentra en estos momentos en esa situación, el bajón registrado por la economía europea en 2001 ha sido tal que, por primera vez, existe el temor de que alguien -y no precisamente un cualquiera- pueda terminar cruzando la "línea roja". En sus últimas previsiones económicas, publicadas el 21 de noviembre, la Comisión de la UE advirtió del "deterioro" que estaban experimentando las finanzas públicas respecto al año 2000.
"Particularmente mala", añadía el Ejecutivo comunitario, es la situación en Alemania, donde el déficit puede llegar, si no hay cambios en la política económica, al 2,7% en 2002.
Alemania, que fue la principal promotora del Pacto de Estabilidad en la época del ministro Theo Waigel, ha sido la primera en enfrentarse, irónicamente, a la tentación de flexibilizar o al menos explicar mejor ciertas disposiciones del acuerdo.
No se trata de poner en cuestión el umbral del 3%, sino de tener más en cuenta la evolución cíclica de la economía.
En la cumbre de Gotemburgo (Suecia), en junio de 2001, los Quince avanzaron algo en esa dirección al reconocer explícitamente que los gobiernos pueden dejar actuar los "estabilizadores automáticos" en tiempos de crisis.
Por estabilizadores automáticos se entiende las caídas de ingresos y aumentos de los gastos que se producen inevitablemente, es decir, sin que intervengan las autoridades políticas, debido a la reducción de la actividad económica.
De lo que se trataría ahora es de reconocer que dicho mecanismo puede actuar plenamente, sin que ello desencadene las sanciones previstas en el Pacto de Estabilidad. En otras palabras, la Comisión Europea no activaría el procedimiento de "déficit excesivo" si un estado miembro supera el umbral del 3% como consecuencia de la actuación de los estabilizadores en un período de crisis.
A la inversa, la Comisión debería poder actuar contra los estados que mantengan un nivel insostenible de déficit estructural, aunque su déficit presupuestario real no haya rebasado el límite del 3%.
La mayor parte de estos cambios, sobre los que están reflexionando los gobiernos y las instituciones de la UE a raíz de la crisis, requerirían probablemente una modificación de los Tratados.
En su última comparecencia del año ante el Parlamento Europeo en Bruselas, el presidente del BCE, Wim Duisenberg, fue sin embargo muy prudente respecto a la posibilidad de relajar la disciplina o de tocar ahora las normas de la unión económica y monetaria.
(EFE)

Los alemanes despiden con el marco una señal de identidad

A horas de que el euro se convierta en una realidad cotidiana, los alemanes siguen reacios a despedirse del marco, un bien preciado que simboliza el milagro económico y la identidad de la Alemania democrática.
Los alemanes son, junto a los finlandeses, los europeos que menos simpatía sienten por el euro.
Para la mayoría de los alemanes, sobre todo la gente de cierta edad, despedirse del marco supone decir adiós a la principal señal de identidad que ha tenido este país en las últimas cinco décadas.
El Deutsche Mark simboliza el "milagro económico" y la recuperación de un orgullo nacional que se desmoronó, con todo un pueblo estigmatizado, al final de la II Guerra Mundial (1939-1945). La primera reforma monetaria, en junio de 1948, sepultó el "Reichsmark" y abrió paso a una nueva etapa de la Historia.
De la noche a la mañana, los escaparates de las tiendas aparecieron repletos de mercancías que hasta entonces sólo se obtenían en el mercado negro, donde el cigarrillo se había convertido en la principal moneda de pago.
La nación que, odiada por su responsabilidad en los horrores nazis, había perdido su dignidad, de pronto encontró en el Deutsche Mark un sustituto a la falta de autoestima y un garante de estabilidad.
(EFE)

     
     
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