Domingo 25 de noviembre de 2001
 

La comunidad de la fantasía

 

El estreno inminente de la primera parte de "El señor de los anillos" lleva a la pantalla el mundo mítico de Tolkien, en el que la hermandad entre las distintas razas

 
La estrella de la tarde se había levantado y brillaba sobre el bosque cuando Galadriel, la reina de los elfos, invitó a Frodo y a Sam a mirar su espejo. En él los dos hobbits vislumbraron en imágenes confusas parte de lo que les depararía el futuro. Imágenes inquietantes que son parte del mundo mítico creado por J. R. R. Tolkien.
¿Qué no daría en estos momentos el director neocelandés Peter Jackson para que alguna dama llena de sabiduría y dulzura pudiera predecir lo que pasará con su proyecto más ambicioso y arriesgado?
Cada vez falta menos para el estreno de la primera de las películas de la trilogía "El señor de los anillos" y la ansiedad les quita el sueño tanto a los productores, protagonistas y al director como a los fanáticos de los libros de Tolkien, que por millones quieren ver cómo el universo épico del literato se adapta a la pantalla.
"El señor de los anillos" es la novela fantástica más leída de todos los tiempos, traducida a unos 40 idiomas, y de la que en todo el mundo se han vendido más de 50 millones de ejemplares y actualmente se encuentra nuevamente en los primeros lugares en las listas de venta. Muchos de sus lectores son verdaderos fanáticos que se agrupan en distintas "comunidades" por todo el planeta. Ellos serán los jueces más duros del realizador neocelandés, y los primeros que seguro se agolparán de a miles en la puerta del cine de Londres en el que el 10 de diciembre se preestrenará "La comunidad del anillo", el primero de los tres filmes. Los otros dos recién serán estrenados en diciembre del 2002 y 2003.
La adaptación de obras literarias al cine pocas veces resultó exitosa, y durante mucho tiempo la posibilidad de que "El señor de los anillos" llegara a la pantalla despertaba sensaciones ambivalentes. Para unos era un sueño esperado, para otros una herejía. ¿Quién podía tener la sensibilidad, la creatividad y la imaginación necesarias como para poder lograr que los personajes de la Tierra Media tomaran vida y fueran creíbles?
Hubo un primer intento de Ralph Baskhi en 1978, que resultó un fracaso. Fue una película de animación que experimentó en muchos aspectos técnicos, pero que resultó oscura para quien no hubiera leído los libros de Tolkien, convirtiéndose también en larga y aburrida, pecado imperdonable en el cine fantástico.
Por eso la idea de retomar esta historia estuvo archivada durante veinte años. Hasta que en 1998 Jackson concretó este proyecto.

¿Quién que no fuera un director poco convencional y no fagocitado por la industria hollywoodense podía animarse a encarar la locura de filmar tres películas a la vez y sentirse con la capacidad de satisfacer a millones de personas que durante más de medio siglo se emocionaron con la lectura de "El señor de los anillos"?
Eso es Peter Jackson, un realizador que no le teme a traspasar límites, que siempre va un poco más allá de lo que se estila y que se encuentra cómodo añadiendo efectos especiales en sus filmes, ya sea para retratar a dos jóvenes asesinas o a desagradables extraterrestres. Jackson nació el 31 octubre de 1961 en una pequeña ciudad de Nueva Zelanda. Ya a los 8 años comenzó a experimentar con la cámara Súper 8 de sus padres rodando cortos con sus amigos en los que probaba sus propias "trucas". Así que no sorprendió a nadie que a los 17 años y con una cámara de 16 mm junto con un grupo de amigos comenzara a filmar una comedia de ciencia ficción que cinco años más tarde y con el dinero que le dio New Zeland Film Comisión se transformó en el clásico de culto "Mal gusto". A este debut que sorprendió a muchos en el Festival de Cannes le siguieron "Meet the Feebles", una parodia de los muppets con muñecos drogadictos y "Muertos de miedo", una de zombies. Hasta aquí se podría pensar en que era un buen director de cine bizarro, pero en 1994 su tono cambió cuando estrenó "Criaturas Celestiales" y se ganó el aplauso de la crítica "seria", y también el del público. Su llegada a Hollywood se produjo en 1996, con "Agárrame esos fantasmas", filme desopilante en el que dirigió a Michael J. Fox y para el que contó con la producción de Robert Zemeckis. Esa también fue la primera vez que trabajó con Weta, en ese entonces una pequeña compañía de efectos especiales y en la que luego confiaría a la hora de jugarse el todo por el todo en "El señor de los anillos".

   
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