Domingo 7 de octubre de 2001
 

El asesinato que desnudó una red de drogas en colegios de Roca

 

Un alumno de un secundario confesó a sus profesores que integraba una organización que vende estupefacientes en establecimientos de la ciudad. Lo hizo aterrado luego de la muerte de un amigo que "habló de más". Los docentes alertan que aumentó el consumo.

  Cuando Gustavo Carimán recibió dos balazos en la cabeza, el terror se apoderó de un amigo suyo. El anuncio que le hicieron se había cumplido. Hablar de más se paga caro dentro de una banda dedicada a vender drogas en Roca.
Así lo entendieron los directivos del colegio nocturno que recibieron el desesperado pedido de ayuda del muchacho, que confesó ser parte de una red dedicada a comercializar marihuana y cocaína en el establecimiento, pero ahora temía correr la misma suerte que Carimán, quien murió días después en el hospital.
Un disparo en la cara y otro en la nuca. Así atacaron a Carimán alrededor de las 6.30 del 25 de agosto pasado en un comercio de la calle San Juan 3.465 en Barrio Nuevo. Por el hecho hay una sola detenida y hasta el momento lo que abundan son incógnitas.Apenas unas horas después, un amigo suyo relató una dramática historia ante docentes del nocturno al que concurre. El joven, con 18 años recién cumplidos, admitió que pertenecía a una organización dedicada a la venta de estupefacientes en inmediaciones de las escuelas roquenses. Su rol era el comúnmente denominado como "mula", transportando pequeñas cantidades y oficiando de nexo entre los traficantes y los compradores. También dijo que sabía del ataque contra Carimán, que había "buchoneado" una operación, pero nada pudo hacer para evitarlo.
Aquellos que lo ayudaron propusieron que escape de Roca. Tal vez sin confiar en los tiempos de la Justicia, le recomendaron que vaya a otra ciudad en busca de refugio.
A varios días de la terrible confesión, la historia del muchacho dejó una terrible sensación entre los docentes del colegio al que asistía: la droga está golpeando cada vez más fuerte a los jóvenes y las escuelas se transformaron en un escenario ideal para la venta y el consumo.
Esta situación fue evidenciada por "Río Negro" meses atrás, cuando publicó un informe sobre la creciente adicción escolar en Neuquén.

Estigmas del consumo escolar

Es un secreto a voces. Que tiene pasajes secretos, difíciles de entrar. Que dibuja círculos cerradísimos donde es fácil consumir, fácil comprar.
Así se posicionan los docentes de nivel primario y secundario del Alto Valle ante el aumento del consumo de drogas que se registra en los colegios de la región.
Todos, indefectiblemente todos, coinciden en que:
• La edad del consumo de estupefacientes ha descendido hasta los 11 años.
• La mayoría se inicia con la marihuana y combinaciones de lo más curiosas, que van desde pastillas con alcohol a mezclas de yuyos silvestres.
• Si bien en las aulas se reconocen casos desde la década del "90, los docentes afirman que en el 2000 se registró la explosión expansiva del consumo.
• La mayoría de los adictos evidencian casos de chicos "muy solos, sin protección ni contención familiar". "Creo que el abandono socio-afectivo es una de las causas que los lleva a consumir", dice una profesora de secundario.
• El drama no reconoce barreras geográficas, culturales, sociales y/o económicas. "Les pega a todos por igual. Pareciera que la variable de tanta presión y decadencia que se vive pasara por nuestros chicos", se lamenta un supervisor.
• El secundario nocturno es el espacio más propicio que el diurno para el consumo.
• Los viernes (previo a las salidas) y los lunes a la mañana ("vienen pibas dada vueltas al colegio", alertan maestras) son días cruciales para el consumo.
"Los sectores de mayor riesgo son los chicos que provienen de familias monoparentales, ensambladas y multiproblemáticas", sostiene el psiquiatra Juan Carlos Paolini, miembro de la Asociación Argentina de Profesionales en Drogadependencia, que funciona en la Universidad de El Salvador (ver aparte).
La investigación de este diario confirmó que los chicos compran las drogas a metros de la entrada de los colegios. Cuando los alumnos no consumidores alertan de las "presencias extrañas" y las autoridades educativas se acercan a indagar, los proveedores desaparecen. "Cuando uno les pregunta qué necesitan, se van", dicen los docentes.
Este tipo de sospechas que despiertan marcó el inicio del trabajo para las "mulas", que son alumnos del propio establecimiento y como no provocan dudas, operan con total facilidad.
"No tienen la categoría de traficantes", afirma la fiscal federal Alicia Ferrando, receptora de numerosas causas por comercialización y consumo de estupefacientes en la zona.
Sin embargo, la abogada asegura que es posible trazar un mapa de la droga en la escuelas del Alto Valle, donde funciona un amplio grupo de proveedores circunstanciales en las escuelas.
"Por la cantidad abundante de allanamientos y consumo, Cipolletti es un lugar crucial. Desde ahí proveen a Neuquén. Hemos tenido presentaciones de supervisores desesperados por lo fácil que resulta acceder a la droga. Primero, en general, se las regalan. Una vez enganchados delinquen para comprarla. Y en más de un caso quedan enganchados en la cadena de tráfico. Son pocos los arrepentidos que revelan a los vendedores".
Sobre el persistente trabajo hormiga de los proveedores en la región, Ferrando detalla que "Roca es un lugar ideal para los proveedores". "Es el mundo de lo posible. Requiere una sencilla organización. Pareciera que no corre la droga, pero todas las semanas sabemos de casos y allanamientos".
En tanto, "en Regina y Valle Medio directamente son tranquilos para los que se dedican a la venta, porque por lo complicado de la coordinación entre la Justicia y la Policía los operativos directamente se diluyen en el tiempo".
Ante este cuadro, Ferrando insiste: "penalizar es un método para llegar a una solución. Esto no quiere decir reprimir sino que el Estado tenga un rol activo y no ausente como el que tiene ahora". La peleamos todos o las drogas nos ganan, concluyó. Los docentes coinciden con ella.

Horacio Lara
hlara@rionegro.com.ar
Hugo Alonso
halonso@rionegro.com.ar

   
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