Miércoles 3 de octubre de 2001
 

Guardapolvos cargadísimos de rabia

 

Las escuelas son hoy escenarios de hechos violentos que más de una vez escandalizan a la sociedad, pero que no sorprenden a directivos y maestros, que creen que las aulas no hacen más que reflejar el clima que viven los chicos en sus casas y la comunidad. Estrategias para docentes en apuros.

  Alumnos que llevan armas a la escuela y hasta las usan dentro de sus límites. Robos de computadoras, televisores o reproductores de video y aulas incendiadas por los propios alumnos o por padres de la escuela. Alumnas que se cortan la cara con navajas. Profesores que abusan sexualmente de sus alumnos y alumnas de nivel inicial. Un adolescente que acuchilla a su profesora. La lista continúa...
... porque son escenas cotidianas de las escuelas y que preocupan a padres y son abordadas en cualquier reunión docente tanto desde la queja como para la búsqueda de soluciones.
¿Están las escuelas de nuestro país desbordadas por la violencia? ¿Es tal el grado de violencia en las escuelas que impide el desarrollo de cualquier propuesta pedagógica? ¿De qué se habla cuando se habla de violencia en las escuelas? En la última jornada de capacitación de los docentes, en una escuela de Roca, una maestra le dijo a sus compañeras: "estos negros de mierda me tienen repodrida. Les voy a dar mano dura: esa sí que la entienden".
Con esta idea la maestra no ha hecho más que abonar, entre otros "aportes", cierta estigmatización de que las escuelas donde asisten los sectores populares son más violentas. ¿Hay distintas violencias escolares según el tipo de sector social que atiende la escuela? Una investigación del CONICET muestra como la violencia se expresa de manera diferente según la clase social de sus alumnos:
  • Escuela de clase media alta: agresiones verbales, alto grado de exigencia por parte de los alumnos hacia los adultos y escasa motivación para la tarea.
  • Escuelas de clase media: manifestaciones de violencia dirigidas principalmente a la institución escolar, conductas de agresión verbal , "ruido" permanente; segmentación entre los grupos de alumnos e importante cuestionamiento a las normas escolares.
  • Escuelas de clase baja: violencia dirigida principalmente a las personas y ataques a la propiedad privada, agresiones físicas y verbales (peleas entre grupos) y robos. Sin embargo, se acatan sin discutir las normas institucionales y se someten a la autoridad.

Para la psicopedagoga Verónica Ditone también se pueden diferenciar distintos tipos de violencia según los sectores sociales: "en los niveles medios la violencia pasa centralmente por el lenguaje y su uso sutil. En los sectores populares este lugar violento del lenguaje como posibilidad de herir al otro a menudo desaparece y lo hacen con el cuerpo, un palo o un arma".
El aumento de la violencia no es casual, coincidieron en decir las maestras consultadas por "Río Negro". Opinan: La violencia está en la calle, en la vida doméstica y familiar, en el ámbito económico, político y social en su conjunto. Lo que ocurre en el ámbito de la escuela no es sino un reflejo de lo que sucede en nuestras comunidades.
Es necesario distinguir, aclaran, entre dos tipos de violencia. La primera es la violencia aprendida como pauta habitual de conducta ó como método único e indiscutible para resolver los conflictos. La violencia estructural enseña a usar la violencia como camino válido hacia nuestros objetivos. Un alumno que vive cotidianamente en un ámbito violento o que es víctima de maltrato, probablemente utilizará ese camino porque es el único que conoce y a su vez se convertirá en "maltratador". No podrá alejarse del "modelo" de conducta aprendido. "Un chico le pegó a otro con la misma cadena con la que le pega a él su padre", dijo una directora de la zona de chacras de Roca.
La segunda es la "respuesta violenta". En una sociedad tremendamente competitiva, con altos niveles de ansiedad, de frustración, miedo, ira, la falta de control emocional aumenta. La ausencia de ámbitos de contención puede hacer que alumnos "tranquilos" exploten contra sí mismos o contra otros.
Cuando el episodio de violencia se manifiesta, puede ser tarde y la vuelta atrás imposible. "Hay que tener paciencia y ser tolerantes. Buscar atajos posibles. Muchas maestras piden el cambio de escuela, hartas.
Claro, cómo para no estarlo: estamos muy solas, el Estado ni aparece para dar una mano. Desertando nosotras y el gobierno no se soluciona nada", comentó una directora recién asumida. "No pasa por decir "negros de mierda" sino por hacer algo para incluirlos", concluye.

Horacio Lara
hlara@rionegro.com.ar

Foto: La violencia en las aulas -que incluye maestros y alumnos golpeados- es un fenómeno creciente.

   
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