Viernes 17 de agosto de 2001

 

La kinesióloga cipoleña murió desangrada tras dos horas de agonía

 

Dos personas estuvieron en el consultorio, pero nadie las atendió. Les pareció escuchar gemidos, pero pensaron que era otro paciente. Por la hora, sería la víctima, que ya había sufrido el brutal ataque.

  CIPOLLETTI (AC).- La kinesióloga asesinada Diana Del Frari no sólo fue víctima de una brutal agresión, sino que además sufrió varias horas de agonía antes de morir desangrada.
Trascendió que la mujer de 47 años recibió 26 puñaladas o cortes profundos, realizados la mayoría con un arma blanca.
Sin embargo, no se descarta que algunas de las lesiones hayan sido realizadas con un trozo de vidrio.
Se cree que la kinesióloga estuvo agonizando durante al menos dos horas desde el demencial ataque, ocurrido el martes pasado entre las 19.30 y las 20, en su consultorio ubicado en Nueve de Julio y Libertad, pegado a su domicilio.
Pero la trama es más terrible aún, ya que mientras agonizaba, dos pacientes ingresaron a la sala de espera y escucharon algo parecido a gemidos, jadeos continuos, aunque por momentos inaudibles.
De todos modos, ambas personas le restaron importancia, ya que pensaron que se trataba de otro paciente que estaba siendo objeto de masajes o ejercicios especiales de parte de la kinesióloga. Cansados de esperar casi una hora, y de que nadie los atendiera, decidieron retirarse.
Los investigadores aseguraron que los gemidos, los jadeos quedos y entrecortados, eran indudablemente de la víctima agonizante.
No se descarta que mientras los pacientes esperaran en vano que los atendieran, el asesino aguardaba la oportunidad para abandonar el lugar.
Los pacientes son un hombre de entre 30 y 35 años, y una mujer mayor, que entraron a la sala de espera para atenderse, poco antes de las 20 del martes fatídico. Ambos ya habrían declarado ante el juez Juan Torres.
"Hay indicios concretos de que la víctima se defendió", dijo ayer el magistrado, luego de trabajar más de dos horas en el lugar del hecho.
La huella de una zapatilla con sangre también es un elemento al que se le da un crédito importante
Por datos fidedignos que pudieron conocerse, la hora de la muerte se estableció a las 23, y ocurrió por pérdida masiva de sangre, según se desprendió de los primeros análisis surgidos en la autopsia realizada el miércoles en la morgue judicial de Roca.
La mujer habría sufrido conmociones por los golpes, atacada antes y después de la paliza con 26 cuchilladas y tajos con un vidrio, aún cuando estaba semi inconsciente e indefensa en el suelo. Además tenía restos de sangre y de otros residuales en las uñas, y pelos entre los dedos de una de sus manos
"Esto es obra de una persona bajo los efectos de drogas, de un enajenado o de un tipo presa de una emoción violenta alimentada de arrastre. Un delincuente común, un "busca" de ocasión, no "opera" de esa forma", dijo anoche un hombre afectado a las investigaciones.
El cuerpo de la víctima fue hallado a las 23.15 por su marido, Pedro Scilipoti, quien estaba en su casa con sus hijos, según declaró. Scilipoti debió prestarse a un minucioso interrogatorio, e inclusive fue revisado por los médicos.
Desde el miércoles se tomaron más de 20 declaraciones, todas testimoniales, y no hay todavía un sospechoso concreto individualizado.
Con Torres al frente -tiene expectativas de una pronta resolución del caso- la pesquisa está siendo llevada a cabo por personal de la Comisaría Judicial, de Criminalística local, de la Regional Segunda y por la fiscal Alejandra Berenguer, entre otros. Berenguer estuvo ayer con el magistrado en toda la colecta de pruebas, huellas y otros elementos en el sitio de la matanza.
Se secuestró la puerta que separa la sala de espera del consultorio, porque había rastros dactilares nítidos, y otros objetos.

El móvil es una incógnita

No hay indicios del arma asesina -podría ser un cuchillo de doble filo, tipo puñal, o estilete- y se confirmó que el móvil no fue el robo, porque no faltaba nada. También se descartó el abuso sexual, en función de los resultados de la autopsia.
A pesar del hermetismo, trascendió que los investigadores tendrían en su poder dos "puntas" concretas aportadas por cuatro testigos: una señala la presencia, en la tarde del crimen, de dos personas merodeando el consultorio, y la restante alude a un auto mediano, oscuro, conducido por un sujeto con gorra y lentes, dando al menos dos vueltas de manzana y pasando a ritmo lento por la esquina de la tragedia.
Ayer por la tarde, en un contexto de dolor e indignación, se realizó el sepelio de Diana.
Su marido Pedro Scilipoti, sus cuatro hijos, familiares, amigos y vecinos integraron el cortejo.
Desde la casa velatoria, la columna de vecinos se dirigió hasta el consultorio de la víctima, y posteriormente enfilaron hacia el hospital. Luego, fueron hasta el cementerio en vehículos.
El "no puede ser, no lo puedo creer", y el "hasta cuándo seguirá esto en Cipolletti" fueron expresiones escuchadas de labios de dos amigas, una compañera de hospital y otra de tenis, entre otros asistentes al sepelio.
   
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