Viernes 17 de agosto de 2001

 

El juez Torres confirmó que la víctima intentó defenderse
 
  CIPOLLETTI (AC).- "Lo que les puedo asegurar es que hubo actos defensivos de la víctima", dijo ayer sobre el filo del mediodía el juez Juan Torres, cuando dejaba el consultorio de la infortunada Diana Del Frari.
"Seguimos con un relevamiento a fondo para ver si podemos determinar la autoría de este hecho lo más pronto posible", agregó. Confirmó que hay una huella de una zapatilla con sangre, una pisada sobre sangre. No lo dijo pero se supo que a este elemento se le asigna importancia clave, y que se trabaja con químicos.
"Seguimos recogiendo todo tipo de rastros, haciendo un rastrillaje a fondo", indicó. Y se supo que recogieron restos de mampostería y que se llevaron la puerta que separa la sala de espera del consultorio, presumiblemente por huellas en el picaporte.
Torres negó que se hubiera secuestrado el arma homicida o algún elemento cortante similar.
Los pesquisas centran su atención asimismo en el reloj pulsera de la kinesióloga, por huellas extrañas, el que quedó tirado y con la malla rota cerca del cadáver. En cuanto a las hipótesis del crimen, Torres fue cauto. Ante una pregunta, respondió con un lacónico "de eso no puedo adelantar nada. Trabajamos para llegar a un buen fin en esto y en la forma más rápida posible".
El lugar fue de nuevo acordonado ayer y en dos patrulleros se cargaron bolsas de plástico con elementos varios.
Dijo Torres que se están realizando "peritajes químicos" y sostuvo que "a primera vista no falta nada" del consultorio, con lo que se descartó el robo como motivo del ataque. En la Comisaría Judicial declararon en testimoniales, ayer por la tarde, los dos pacientes que presumiblemente en el cierre de agenda atendió la kinesióloga. El último, un hombre, se fue a las 19.30. Según se supo no notó nada extraño y todo estaba en orden.
De acuerdo con la cronología que se está manejando, poco después de esa hora ingresó el asesino, porque antes de las 20 lo hicieron los dos pacientes que oyeron los gemidos y los jadeos. ¿Estaba con su víctima también el asesino?. Esa es otra de las tantas incógnitas de este nuevo caso que enluta a la ciudad.
   
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