Domingo 24 de junio de 2001
 

Preocupa el nivel de violencia en las aulas de Neuquén

 

Es un fenómeno social que va en aumento.Hubo 15 casos graves en los cinco años últimos.Existe mucho diagnóstico, pero hay pocas soluciones.

  NEUQUEN (AN).- El empujón en los recreos es parte de la historia. En las escuelas hay violencia, un fenómeno social que va en aumento y que nadie sabe muy bien cómo combatir.
En esta historia no hay héroes y villanos. Se ocultan dolorosas vivencias de chicos y adolescentes, y se muestra a un Estado impotente frente a los hechos.
Las aulas han perdido la armonía y el clima de paz en el que se formaron varias generaciones de argentinos. La institución ya no es segura y hoy pone en riesgo a los alumnos. Los padres conocen de estos temas y los docentes y autoridades también.
El derecho de estudiar es amenazado por la exclusión social, pero también por la agresividad de niños y adolescentes que envían un dramático mensaje, un lenguaje que cuesta descifrar.
En los últimos cinco años, se registraron en esta provincia no menos de15 casos graves de violencia ocurridos alrededor de una escuela (ver aparte). Fueron episodios que se ventilaron ante la opinión pública por lo extremo. Pero seguramente la lista es mucho más extensa y existen otros casos de los que sólo conocen sus protagonistas.
Un padre puede despedir hoy a su hijo a la mañana con un beso en la mejilla y horas más tarde recibirlo en su casa con el cuerpo todo emparchado, producto de alguna riña feroz. Será así en el mejor de los casos.
"Estamos muy preocupados por la violencia en las escuelas", reconoce Alicia Comelli, subsecretaria de Seguridad Ciudadana. La preocupación de esta funcionaria es compartida por Graciela Carrión de Chrestia, pero la titular del Consejo Provincial de Educación agrega una frase para la polémica: "Me preocupa aquel otro docente que para sus propios alumnos es modelo de violencia", dice en alusión a comportamientos gremiales de los docentes (ver aparte).
En esta provincia han ocurrido episodios verdaderamente trágicos, como el de William, un chico que en marzo del año último, cuando tenía apenas 13 años, recibió un disparo accidental en el momento de retirarse de una escuela del barrio San Lorenzo. William hoy se encuentra parapléjico (ver aparte).
El de la violencia escolar es un tema que no figura en la agenda de reuniones del gobernador Jorge Sobisch cuando viaja al exterior, donde se podrían aprender de experiencias desarrolladas en países que enfrentan conflictos más graves en el ámbito educativo que los que suceden aquí. Estados Unidos es ejemplo de esta loca violencia dentro de las aulas.
El Estado provincial ha montado una red de talleres y puso a trabajar a especialistas para asistir a chicos violentos y asesorar a docentes inexpertos en esta materia.
Las autoridades no saben muy bien dónde están paradas. La cartera educativa no cuenta registros estadísticos sobre violencia escolar, perfiles de alumnos con conflictos y otros elementos que ayudarían a elaborar un diagnóstico y a encontrar soluciones. Este diario solicitó esta información y la respuesta fue "no existe".
En las escuelas hay chicos que demuestran violencia dentro y fuera de los establecimientos. En el lenguaje policial se habla de patotas y, si fuera correcto el uso de esta definición, hay que hablar de patotas integradas por alumnos y alumnas. Las chicas, también han perdido los modales.
La violencia escolar tiene una tendencia creciente en por los menos últimos cinco años, según se desprende de la investigación realizada por este diario. Es un problema que comienza lentamente y, el que lo padece, lo hace en silencio y soledad.
Cuando se manifiesta con gravedad un conflicto es porque fallaron celadores, docentes y autoridades. Y también los padres.
Al repasar los títulos de los diarios, el mosaico de violencia es amplio e incluye desde los alumnos hasta los padres y docentes.
Una maestra es acusada de maltratar a sus alumnos; un chico ingresa armado a un colegio en barrio El Progreso; en un secundario ubicado en pleno centro de Neuquén se produce una feroz pelea entre adolescentes de 13 a 15 años; un joven de 17 años amenaza con una navaja a su profesora en un colegio nocturno y una chica le pega un golpe de puño a la vicedirectora. Hasta los padres intervienen en conflictos escolares y son capaces de golpear a un alumno para defender a su hijo (ver detalles aparte)
En las escuelas de Neuquén la convivencia se ha puesto difícil y estudiar encierra riesgos impensados hasta hace pocos años atrás.
Pero cuando el problema estalla no distingue sectores sociales, porque hasta en las escuelas más paquetas de Neuquén han tenido que salir a calmar a estudiantes iracundos.
   
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