Domingo 24 de junio de 2001
 

"Las protestas no vienen de la política, pero no son inorgánicas"

 

El sociólogo Torcuato Di Tella analiza los cortes de ruta.Asegura que el movimiento tiene una ideología surgida de la exclusión.Cree que finalmente una fuerza política asumirá los reclamos.

  El sociólogo Torcuato Di Tella sostiene que la protesta social activa llegó para quedarse en la Argentina. Estima que, aunque tiene distintas características que los movimientos de protesta de los años "60 y "70, está también alentada por una ideología que es producto de la exclusión social. Señala que el sindicalismo está inmerso en una sustancial baja de afiliaciones, "pero esto de ninguna manera significa que haya perdido poder de movilización y de paralizar el país". Aunque cree que no es la hora de la violencia como herramienta para generar cambios, no invalida las protestas sociales porque en ellas se produzcan algunos hechos de esta naturaleza.
La que sigue es parte de la conversación de "Río Negro" con el sociólogo, desde el instituto que lleva su apellido.
- ¿Que diferencia encuentra usted entre estas movilizaciones de protesta que se dan hoy en Argentina - Salta, por caso -con las que se dieron a finales de los ´60 y los "70?
- Aquellas estaban más estructuradas y vinculadas en general a partidos políticos, o sea en el peronismo o sectores de izquierda. En ese tiempo, sin embargo, hubo algo nuevo: los Montoneros... la guerrilla, que si bien yo no llamaría movimientos espontáneos, emergieron por afuera del sistema de partidos, aunque tenían decidido infiltrarse en algunos de ellos.
-¿Y ahora qué sucede?
-En este momento, los partidos principales están mucho más moderados que en aquellos años y no son canales adecuados para ser infiltrados. Hoy las movilizaciones populares vienen desde puntos ajenos a la política, pero no me parece que surjan inorgánicamente o que el signo más elocuente desde su estallido sea la espontaneidad conque emergen... en todo caso el 17 de octubre también tuvo mucho de "espontáneo". No me parece que al analizar los estallidos dejemos de tomar en cuenta a sectores como los que lidera el "Perro" Santillán, identificados con el clasismo o inclusive fenómenos como los que en alguna medida tienen representación en el cura Luis Farinello o Elisa Carrió. Pero lo concreto es que, como aquellos procesos de hace 30 o menos años, los estallidos de hoy -y Salta es sólo un caso- tienen en común que expresan un malestar concreto.
- ¿Se van a incrementar?
- No tengo dudas... ese malestar va a seguir saliendo desde las entrañas de cada vez más amplios sectores sociales.
- ¿Por qué?
- Por las políticas que generan exclusión social.
- Si es así, ¿qué lleva al poder a no percibir los riesgos que corre?
- Sucede que no quieren la exclusión social a propósito. Tienen una fuerte dosis de desconocimiento sobre la realidad social que los llevan a analizar mal las consecuencias del modelo económico en aplicación. Son tipo Talibanes, están convencidos de que hay cosas que, o no importan o simplemente las soluciona el tiempo, pero no es así. "Gente desocupada, bueno, ya encontrarán trabajo"... Para esos sectores, que alguien se quede sin trabajo se traduce como "competitividad", pero en realidad lo que significa es exclusión social. Eso es la desocupación. Desconocen la realidad social y la naturaleza humana, en consecuencia no se explican ciertos fenómenos que estamos viviendo. Pero la gente va a protestar y a producir suficientes líos como para que haya que dar marcha atrás con muchos aspectos del modelo. Creo, de todas formas, que Domingo Cavallo lo está percibiendo.
- ¿Qué le dice que sea así?
- Porque lo que está haciendo es un anatema para los teóricos neoliberales, o para lo que él mismo decía en 1991: intervención del Estado, precios distintos del dólar para una cosa u otra... Eso es una evolución positiva , pero creo que se necesita un cambio más profundo. Ahora, cómo se va a dar ese cambio, no lo sé . Creo que las elecciones de octubre van a ser muy significativas, porque el gobierno va a perder mucho. No me extrañaría que el radicalismo, ya con Alfonsín, se plantee en una posición claramente de no apoyo al gobierno, o sea prácticamente rupturista del partido.
- Volviendo a los sucedido en los "60 y "70 ¿las movilizaciones de hoy tienen menos ideología?
- Bueno, puede ser que haya un poco menos de ideología... Es posible. Pero en la medida en que hay combatividad, esta combatividad termina siendo una ideología contestataria de izquierda, como lo es el protagonismo de el "Perro" Santillán o Carrió, que sí vertebran su accionar desde la ideología.
- Pero no está el marxismo en esas expresiones ni arrancan en propuestas de ingeniería social.
- El hecho que ya no usen los libros del marxismo-leninismo no quiere decir que no tengan ideología.Yo creo que tienen elementos ideológicos , porque en la medida que plantean que tiene que haber una sociedad con más equidad y más justa , eso es ideología. Es una ideología que esta menos escrita en los libros. Digamos que es una ideología que se está escribiendo...
- O sea, las ideologías vivas.
- Las ideologías cambian, se actualizan.
- Hace treinta años, en las expresiones de protesta, había cuestionamientos al sistema. Hoy, los piqueteros piden ser incluidos en el sistema. ¿Es correcta esta interpretación?
- Sucede que las grandes utopías han caído. La idea de que se puede hacer la revolución social y tener éxito en eso y hacer una sociedad más justa se ha caído, aunque en algunas casos sí ha habido revoluciones sociales exitosas, como la cubana o la nicaragüense. Lo que sucede es que luego de ese triunfo, nada es tan fantástico como parecía. Entonces lo que ha caído no es la ideología , sino la ideología comunista, marxista-leninista. Pero no cae la ideología, simplemente cae esa versión de la ideología. Así como cayó la del fascismo: hoy hay ideología de derecha, pero no fascista, salvo grupos minoritarios.
- Las protestas de los ´60 y ´70 aparecían - al menos en muchos casos - reguladas por el sindicalismo. Se sabía hasta qué punto llegar y cuándo negociar. ¿Usted considera que, al menos hoy, el sindicalismo está retrocediendo en materia de liderazgo de los reclamos?
- Es correcto: aquél sindicalismo regulaba mucho aquellas protestas más violentas, con las cuales estaba enfrentado. Pero por otro lado el sindicalismo agitaba el avispero en cuanto a hacer huelgas muy debilitadoras de los gobiernos. El caso del estilo aplicado por el sindicalismo al gobierno de Arturo Illía es paradigmático. Hoy el sindicalismo aparece debilitado en número de afiliados, pero sigue teniendo un fuerte poder de convocatoria y es un factor importante en el esquema de poder de la Argentina. Este no puede sólo medirse con el número de afiliados, sino por la capacidad de paralización del país, una facultad que no me parece que esté hoy tan disminuida.
- Su opinión sobre esta cuestión ¿no va contra la idea dominante de que el sindicalismo está viviendo su agonía como poder movilizador?
- Esa es una concepción que a menudo se ve en los medios de difusión, e incluso muchos sociólogos piensan eso. Es verdad que está debilitado, pero nunca fue tan fuerte. Mi conclusión es la siguiente: el sindicalismo fue fuerte cuando integraba ese conjunto raro de fuerzas que se llama peronismo, donde la estructura sindical fue formidablemente fuerte. Vertebrando intereses con el ala política, ese sindicalismo fue muy fuerte. Pero hoy, esa mezcla está en crisis.
- ¿Qué características nuevas encuentra usted en los nuevos liderazgos que emergen de la protesta social?
- No sé si es nuevo, pero esos liderazgos se van a canalizar en algún movimiento político. Yo no creo en esa especie permanente de agitación como algo supuestamente espontáneo. Muchas de esas cosas espontáneas también tienen grupos organizadores trabajando desde abajo para alentarlas. Y que sean organizados me parece legítimo, aunque en algunos casos sean violentos o difíciles de controlar. Allí hay diversas interpretaciones y proyectos en juego que tarde o temprano buscarán insertarse en la política.
- ¿Qué se está cultivando en todo esto?
- Creo que estamos ante la fase de formación de alguna nueva fuerza de izquierda surgida con elementos del Frepaso y del radicalismo.
- ¿No del peronismo?
- En todo caso con elementos del peronismo base y elementos alfonsinistas. Incluso Raúl Alfonsín anda en algo de todo esto.
-¿Seguirán los cortes de rutas?
-Esta especie de violencia va a seguir, a mí no me gusta la política de cortar caminos. Me parece ilegal, porque a diferencia de las huelgas, donde uno deja de prestar colaboración pero no impide el movimiento de los demás, es una cosa más prepotente. Pero ante la prepotencia del sistema, aparece la prepotencia de la protesta puntual.

Carlos Torrengo
Leonardo Herreros

   
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