Las irregularidades policiales fueron el eje del debate

Declararon tres efectivos de la subcomisaría 69. La oficial Jaimez reconoció que los libros "tienen irregularidades" y que la unidad era "desorganizada". El suboficial Cristian Vidal asentó movimientos del patrullero que no existieron. Por eso el fiscal le iniciará una causa por falso testimonio. El abogado de la familia Villar pidió que citen al gobernador Pablo Verani.

CIPOLLETTI (AC)- Las irregularidades en la subcomisaría 69 y la desprolija búsqueda de María Emilia, Paula y Verónica quedaron reflejadas ayer, en la quinta audiencia del juicio oral por el triple crimen, durante la declaración de dos policías de esa repartición. Contra uno de ellos se iniciará una causa por falso testimonio, según fuentes allegadas a la fiscalía.
Por otra parte el abogado Fernando Dalmazzo, que representa a Juan y Ofelia Villar, pidió oficialmente que se cite a declarar a Pablo Verani por el episodio del croquis que, según los familiares de las víctimas, les entregó el gobernador durante una reunión. La Cámara resolverá si hace lugar al pedido o lo rechaza.
El otro hecho saliente de la audiencia de ayer fue la declaración de Elsa Ramos de Cristaldi, quien vive en una chacra vecina al lugar donde aparecieron los cadáveres de las jóvenes el 11 de noviembre de 1997. Declaró que el día anterior sus dos perros dogo recorrieron los olivillos y no detectaron nada.
Además, prestó declaración el primer testigo que aseguró haber visto a uno de los imputados, Claudio Kielmasz, en las vías del ferrocarril horas antes de que asesinaran a las tres jóvenes. Se trata de Pedro Dubrevil, quien tuvo muchas dudas pero ratificó lo esencial
El tema central de la jornada fueron los movimientos policiales del domingo 9 de noviembre. Y quedó claro que la actividad del personal de la subcomisaría 69 no puede reconstruirse a partir de los libros de guardia y del parte de los móviles: la oficial subinspector Sandra Jaimez admitió que "hay irregularidades en los partes".
La situación de los efectivos de la 69 es tan comprometida que el presidente de la Cámara, César López Meyer, les indicó: "algunas preguntas tal vez resulten auto incriminatorias para ustedes. Como nadie está obligado a declarar contra sí mismo, pueden abstenerse de responder".
La desprolijidad que más fue destacada por los jueces y el fiscal fue la constancia en el libro de movimientos del patrullero de una visita a la chacra de Sastre, el domingo a las 16 horas, para averiguar un presunto delito que se habría cometido allí. En los fondos de esa chacra aparecieron, el martes siguiente, los cadáveres de las chicas.
A bordo del patrullero, identificado como Delta 71, iban Jaimez y el cabo primero Cristian Rodrigo Vidal.
"Jamás estuve en la chacra de Sastre. No sé por qué el libro dice eso", afirmó Jaimez cada vez que se lo preguntaron. "Ella no conocía la chacra de Sastre así que no sé cómo puede asegurar que no estuvo allí", dijo por su parte Vidal.
"Sí fuimos, pero no encontramos a nadie para preguntar si pasaba algo", agregó. Vidal era el encargado de redactar el parte y fue el que dejó constancia de la visita a la chacra de Sastre.
El suboficial refirió que la chacra tenía una tranquera cerrada con candado. El dato no es cierto, y por eso la fiscalía pedirá que le inicien una causa por falso testimonio. Allegados a Eduardo Scilipotti indicaron que "ese patrullero nunca fue a la chacra de Sastre. No sabemos por qué anotaron eso en el parte diario".
Para colmo ese libro estuvo inhallable un tiempo. Ni Jaimez ni Vidal supieron explicar cómo pudo desaparecer, aunque la oficial declaró que "lo revisaba todos los días el jefe de la unidad, subcomisario Luis Seguel, y lo guardaba él". Seguel tiene una causa en su contra por presunto incumplimiento de los deberes de funcionario público.
Jaimez también declaró sobre la búsqueda de las chicas durante el lunes. "Había una desorganización total", reveló la mujer policía. Y señaló que recién a las 18 distribuyeron fotos de las jóvenes "porque yo lo sugerí".
Otro policía que declaró ayer fue el sargento ayudante Moisés Vidal, quien revista en el destacamento de Ferri. Declaró que el lunes, en plena búsqueda de María Emilia, Paula y Verónica, lo enviaron a custodiar un banco en el centro de la ciudad.
También señaló que días después de aparecidos los cuerpos, el vecino Hugo Arcor le confió que había visto a las chicas "dos veces caminando por calle San Luis", pero "me anticipó que nunca declararía eso porque no quería comprometerse". Vidal y Arcor fueron careados, y el fiscal pidió que el civil sea imputado de falso testimonio.

Con la vista fija en los imputados

CIPOLLETTI (AC).- No le sacaban la mirada de encima. A veces, sin siquiera prestarle atención a los testigos, Ulises y Susana González clavaban sus ojos en Claudio Kielmasz. "No te rías", fue el consejo que le dieron los defensores al detenido.
Ayer, a diferencia de las audiencias anteriores, los familiares de las víctimas se sentaron en las filas de butacas detrás de los defensores, no del fiscal y la querella. Querían tener más cerca a los sospechosos de las muertes de sus hijas.
Tanto durante la mañana como después del cuarto intermedio a la tarde, estuvieron en ese sector, a sólo unos tres metros de los detenidos.
Todos estaban cerca y miraban. Pero Susana Guareschi era evidente: no dejó ni un minuto de observar a Kielmasz. Hasta se colocó los lentes para no perderse gestos, actitudes.
Kielmasz algunas pocas veces la miraba, pero rápidamente desviaba la vista hacia otros lugares. En ocasiones, el sospechoso se reía; en otras oportunidades, parecía estar ajeno a todo.
Susana Guareschi dijo más de una vez que en Kielmasz podía estar "la llave" para saber qué pasó con sus hijas María Emilia y Paula. Aún hoy se pregunta cómo pudo consolarlo cuando a casi un mes del crimen apareció temeroso y lloroso en su casa, diciendo que sabía algo del crimen.

Reconstruyeron la declaración de un peón

CIPOLLETTI (AC).- A través de la declaración de una periodista, el Tribunal trató de reconstruir ayer los dichos del testigo Rafael Bautista Huirimán Lloncón, quien falleció en un accidente de tránsito el 19 de enero pasado. Se trata de la única persona que refiere haber observado cuando los ocupantes de dos vehículos abordaron en forma violenta a tres mujeres en la calle San Luis, el domingo 9 de noviembre de 1997.
En una declaración testimonial que prestó el 23 de noviembre del 97, Huirimán había señalado que uno de los autos era blanco, posiblemente un Duna, y lo ocupaban dos personas. El conductor era muy elegante, de más de 40 años y vestido con camisa y corbata. El segundo vehículo era un Taunus verde en el que viajaban cuatro personas vestidas con pantalones cortos y el torso desnudo.
Agregó que presenció la escena desde unos 50 metros de distancia. Y que días después volvió a ver al conductor del Duna blanco, quien lo amenazó de muerte a él y a la periodista Alejandra Reyes, quien por entonces trabajaba en LU19.
Huirimán se presentó en la radio a contar su historia. "Lloraba, tenía miedo, decía algunas incoherencias y estaba ebrio", declaró Reyes, quien admitió que al principio no le dio credibilidad a la versión.
Después llegaron los patrones del peón, de apellido Pierucci, quienes indicaron que se trataba de una persona "confiable".
En una posterior declaración judicial, el 8 de setiembre de 1998, Huirimán recorrió un álbum fotográfico y señaló a Guillermo González Pino como una de las personas que ocupaban el Taunus verde.
Reyes reveló que en la radio le hicieron un reportaje y que la cinta fue acercada al juzgado de Pablo Iribarren. Esa grabación no está incorporada como prueba para el juicio oral. El reportaje lo hizo Daniel Vicco, quien fue citado a declarar.
Como informó este diario la semana pasada, el fiscal Meynet había tomado con cautela la declaración de Huirimán. El 19 de enero pasado, un vehículo utilitario lo atropelló en uno de los accesos a Cipolletti cuando circulaba en bicicleta y falleció.

Foto: Kielmasz habla con su defensor, Gustavo Viecens. Los familiares de las víctimas se sentaron muy cerca de los imputados.