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“Durante
el entrenamiento, el piloto atraviesa los mismos
pasos que un pájaro al aprender a volar”.
Al principio hay que desarrollar idea de la técnica
y uno más que volar hace un lento planeo
hasta el pie de la barda, detenido por el empuje
del aire en la vela. Esto se llama salto de pollo.
“Después empezás a buscar mantenerte
más tiempo y empezás a buscar térmicas
que te hagan subir más alto para llegar más
lejos”, comenta Ramón. De hecho los
pilotos experimentados son capaces de recorrer entre
20 y 100 kilómetros en un vuelo. “Nosotros
invertimos muchos años para llegar a estos
vuelos largos, pero porque tuvimos que aprender
como hacerlo, estábamos solos”, explica
Ramón. “Hoy, llegar a lograr esto te
puede tomar entre dos y tres años de práctica”.
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