Javier Malosetti -hay que decirlo- es un entrevistado verborrágico. Las respuestas, que son extensas pero hay que cortar necesariamente, hablan de una persona espontánea y de maneras simples que ha jugado siempre a reinventarse: es un maestro del bajo y de la guitarra y hasta tiene su faceta como baterista. Con la frescura de quien no por nada tiene como ídolos musicales a Pappo, Spinetta y el Negro Rada, el músico habla de todo: de la escena jazzera nacional, de su admiración por los grandes violeros y de su fascinación por su flamante banda Electrohope.

"Estoy muy entusiasmado con esos pibes que traen una energía pendeja que me hace muy bien. Tienen muchas ganas de ensayar, quieren ensayar más que yo", dice el virtuoso y carismático músico, hijo del legendario jazzero argentino Walter Malosetti y que compartió escenario con Luis Alberto Spinetta, Lito Vitale, Dino Saluzzi, Jimi Hall, Jaime Ross, el Negro Rada, Baby López Furst y muchos más.

Tras varios años de tocar con el trío de Hernán Jacinto (tecladista) y Oscar Giunta (baterista) confiesa que quería cambiar la dirección de la música y hacer algo nuevo. "En Electrohope son todos muy jóvenes y talentosos. Tienen otro lenguaje, no son músicos de jazz. Entonces, el jazz que hay en esta nueva propuesta musical es el que pongo yo con mis solos en vivo o el jazz que viene implícito en una composición que no es precisamente de jazz. Sus toques son más modernos".

Electrohope se completa con Nicolás Raffetta en teclados (tocó con Pappo), Hernán Segret en guitarra, bajo y voz y Tomi Sainz (¡de 19 años!) en batería. La banda es otra muestra de la genialidad de Malosetti, donde el jazz se mixtura con el blues, el soul, la energía roquera, la música afroamericana y algo de sonidos electrónicos. Este fin de semana el cuarteto tocará en la región (San Martín de los Andes, Bariloche y Neuquén) en un show que tendrá algo de bautismo de fuego, ya que Malosetti traerá aquí su último álbum "Via Via", que será presentado en Buenos Aires recién en julio.

Sobre el disco dice que está feliz y quiere que a partir de ahora nadie escuche lo que hizo antes. Que eso lo aprendió del flaco Spinetta: "Él dice que del mismo modo que un panadero prefiere darte el pan de hoy y no el que hizo ayer, un artista prefiere hacerte conocer su nueva obra y no seguir masturbando con los exitazos de ayer".

-¿Creés que hay una nueva forma de abordar el jazz con estos jóvenes músicos que te acompañan?

-Puede ser una nueva forma de abordar el género si pensamos que la vieja forma era por ahí errónea o mal dirigida. Puede haber músicos muy jóvenes de jazz que te pueden sorprender con su background de tradición del jazz. Hay muchos que dominan un lenguaje de tradición de jazz, cosa que en otras épocas era muy difícil de conocer. Eran la vieja guardia del blues y el jazz o nada. Y ahora encontrás estos pibes, así, con una dirección artística ecléctica, lo cual es impresionante.

-El jazz no se posiciona fuerte en las radios pero sigue vivo, ¿qué te parece?

-En Argentina veo un caso muy particular que no entiendo bien. Me parece una cosa casi como de sueño o locura y que no tiene otra explicación; un país incendiado social y políticamente, cultural o artísticamente en un momento de estancamiento donde es muy difícil emerger nuevamente. Sin embargo, no se puede explicar cómo el jazz se está abriendo camino de un modo bastante particular. Entonces, tantos músicos de jazz, tantos sellos y una producción discográfica de jazz tan grande para lo pequeño que puede ser el mercado es sorprendente. También los boliches que hay para tocar y tantos festivales de jazz. Este tipo de cosas es inexplicable, pero no importa, las disfruto de todos modos. Igual te digo que el cuarteto que armé está por fuera de eso, así que no hablemos más de jazz.

-OK, hablemos de otra cosa. Me decís que Argentina está incendiada, ¿alguna vez pensaste en irte del país?

-La tentación siempre está. Pero también me pasa algo lindo con la gente. Primero, tengo un hijo adolescente y me separé cuando él tenía tres años. De haberme ido por tiempo indeterminado no podría haberme ido con mi hijo (...). Yo, hasta que no se incendie completamente me quedo, porque me gusta lo que pasa acá. ¿Entendés? Si voy a tocar a Neuquén o a otros puntos del país, cada vez que vamos al interior nos va tan bien... yo qué sé, me doy ese lujo de hacer la música que me gusta. Prefiero quedarme por ahora.

-Y le das a la gente un momento placentero con tu música....

-Sí, porque nos pasa algo muy loco con la gente: te brinda un cariño que es cosa seria. No es una mentira. Y nosotros volvemos llenos de interrogantes, de decir "Loco, ¿qué onda?".

-A vos la música te acompaña desde la cuna. Tocaste con Spinetta, Dino Saluzzi, Vitale, etcétera, etcétera. De todo, ¿hay una experiencia superadora?

-Tocar con mi viejo en dúo, eso sí que es gratificante. Después con el flaco Spinetta, como con Rada y Pappo, que son tres artistas a los que admiraba de pendejo y después con el tiempo se me dio la posibilidad de trabajar y actuar con ellos.

-De los bajistas más reconocidos, ¿cuáles te marcaron?

-Mmmm, los bajistas me tienen medio podrido, me gustan más los violeros. Por supuesto que me gustan los bajistas que nos gustan a todos, como Jaco Pastorius, que inobjetablemente es la influencia de todos nosotros, y algunos contrabajistas como Ron Carter. Pero me encanta escuchar los guitarristas de jazz como Joe Pass o Darrell y traspasar ese modo de fraseo en un instrumento encordado como la viola, pasarlo al bajo. Estoy más influenciado por ese tipo de violeros que por los bajistas. Ellos me aburren un poco, salvo Pastorius. Hay otros que son como escuchar clases de bajo, como clínicas; se pierde el arte y me aburro con eso.

-Hablás de clínicas, ¿te seguís capacitando?

-No, me descapacito cada vez más. Lo que te puedo decir es que tengo un bajo y una guitarra en el living y otra guitarra al lado de la cama, están fuera de la funda. No sé... ahora, por ejemplo, estoy estudiando con la mano izquierda la "Invención número 8" de Bach, pero es un divertimento, como para estar en training.

-¿Te pasa que a medida que te hacés más grande te acercás más a la música clásica?

-Sí, y a muchas otras músicas que tenía completamente negadas por cabeza dura. Muchas cosas del tango y el folclore, por ejemplo, porque al haber tenido una cuna jazzera y una adolescencia tan rocanrolera, el tango y el folclore me daban asco, lo relacionaba con la música gringa, no sé. Pero ahora escucho a "Cuchi" Leguizamón y me hice muy amigo de Rubén Juárez.

-Viste que en folclore hay una camada de compositores jóvenes que bucea en la tradición del géne-ro...

-Sí, está bueno. Inclusive en el jazz... yo que amo tanto a Louis Armstrong, escuchar esos discos de jazz arcaico es increíble. Como que cada vez me gusta menos el jazz moderno y más el jazz tradicional, y eso está bueno porque así podes entender a todos los popes que vinieron después.

¿Dónde y cuándo?

Javier Malosetti y Electrohope están de gira por la región.
Hoy se presentarán en el Centro Cultural Cotesma de San Martín de los Andes, a las 22. Para este show las entradas se pueden adquirir en la sala.
En tanto, mañana los músicos tocarán en Roxbury (avenida San Martín 490) de Bariloche, a las 22. Los tickets se venden en Andino Color (Mitre 515).
El último show será el domingo en la capital neuquina. Se presentarán en el Casino Magic, a las 21. Las entradas para este espectáculo se pueden comprar en Saturno Hogar.
El cuarteto está integrado por jóvenes y talentosos músicos: Nicolás Raffetta en teclados, Hernán Segret en guitarra, bajo y voz y Tomi Sainz en batería, más Javier Malosetti, quien se encarga de los bajos, las guitarras solistas y la voz.

6 DISCOS

Son los que editó  Javier Malosetti en su carrera solista.  El primero, "Javier Malosetti" (1993), recibió excelentes críticas de los medios.

Florencia Lazzaletta

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