En Wow Factor, Mariana Rapoport, eterna colaboradora de eh!, comparte lo que su radar detecta en tendencias referidas al lifestyle local y global. En este sentido, ahora nos habla de militantes del circuito under gourmet. Dice que algunos hasta se dan el lujo de ser nómades: se construyen en pocos días y se desarman en apenas unas horas. En las grandes ciudades están en auge estos proyectos gastronómicos anticonvencionales. Son los Supper Clubs, Guerilla dining, y Underground, Pop- up o Secret restaurants.
En su sitio afirma que estas modalidades son tan variables como su forma: funcionan un día a la semana, durante un par de meses en la misma dirección y están aquellas versiones de cortísima vida, corporizadas en los hábitats más excéntricos. Una carpa de circo, el taller de un artista, un parking en desuso, el living de un departamento y hasta una casa abandonada. Cada uno, a su manera, propone experiencias irreverentes, irrepetibles, a prueba de espíritus conservadores. Su mejor publicidad es el boca a boca, una invitación posteada en Facebook, mensajes vía Twitter, o un mail invitando a los amigos y reenviado a los amigos de los amigos. La dirección es siempre secreta y se conocerá recién después de cumplir con una serie de pasos exigidos.
"Son hijos de la recesión económica o bien nacieron para agitar el conservador mundillo gastronómico. Están destinados a un público ávido de nuevas propuestas, que suele pagar un precio recession-friendly por toda la experiencia. Las cocinas están dirigidas por chefs amateurs o por grandes maestros, funciona "off the record" y la mayoría carece de habilitación", apunta Rapoport.
En París están casi desde siempre, podría decirse.
En Nueva York, en los barrios más chic y de moda.
¿Y en Argentina?
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