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Domingo 04 de Febrero de 2007
 
 
 
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  DE LA NADA, UNA GRAN ISLA DE LUJO
The Palm Jumeirah es “La Octava Maravilla del Mundo”. esta isla artificial con forma de palmera, que se podría distinguir a simple vista desde la Luna, esta rodeada por un dique de 11 km y ha cambiado la costa de Dubai para siempre. Allí vivirá una selecta comunidad, con 2.500 casas y más de 2.400 apartamentos de lujo, marinas, zonas verdes, restaurantes, boutiques, cines, centros comerciales y más de 40 hoteles.
 
 

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Isla de las Palmeras, Dubai, Emiratos Arabes Unidos: es el desafío más grande del comienzo de este siglo. Así coinciden en opinar los mejores arquitectos del mundo.
Palm Islands es el nombre asignado a la nueva estación balnearia construida íntegramente desde la nada, costa afuera de Dubai.
Una playa artificial de 120 km que requirió 200 millones de metros cúbicos de arena, 50 hoteles de lujo, 4.500 departamentos y villas: el proyecto inicial que comprende dos islas artificiales en forma de palmera, Palm-Jumeirah y Palm- Jebel Ali, es sin duda “la gran obra” de este tiempo.
Palm Jumeirah está formado por un tronco y 17 palmas, rodeados por un dique.
Se han creado 60 kilómetros de playas, desplazando más de 100 millones de m3 de arena y rocas. La construcción se inició en 2001 y terminó a fines de 2005. Palm Jumeirah albergará varias decenas de hoteles, miles de casas privadas, apartamentos y puertos deportivos…
Un puente de 300 metros une el tronco al continente.
Casi todo desierto, Dubai es un Estado moderno en el sentido más estricto, un ejemplo de despotismo ilustrado.
Con los ingresos producidos por el petróleo como patrimonio familiar, la dinastía Al Maktoum ha convertido su reino en un paraíso fiscal y tecnológico capaz de atraer a sus zonas de libre comercio a las mayores multinacionales de cada sector. Actualmente sólo el 8% del Producto Nacional Bruto de Dubai proviene del petróleo.
Este sentido de globalización convierte a Dubai en un Estado islámico moderado, que no impone la ley musulmana a los extranjeros y donde las costumbres occidentales son ampliamente toleradas. No se discuten temas como el derecho al voto o el divorcio, pero en todos los hoteles se puede beber alcohol y las playas se pueblan de chicas en biquini.
Los grandes negocios no hacen distinción de género, raza o credo.
En este emirato el turismo es un sector privilegiado. Hace poco más de una década, el desierto se transformó en un enorme astillero y las obras nunca han cesado.
En el 2001 se anunció la construcción de The Palm Jumeirah, “La Octava Maravilla del Mundo”, una isla artificial con forma de palmera que se podría distinguir a simple vista desde la Luna, rodeada por un dique de 11 km, y que ha cambiado la costa de Dubai para siempre.
La isla acogerá a una selecta comunidad, 2.500 casas y más de 2.400 apartamentos de lujo, marinas, zonas verdes, restaurantes, boutiques, cines, centros comerciales y más de 40 hoteles.

El Jeque Mohammed bin Rashid al Maktoum, príncipe de Dubai, fue presentado como el “visionario” capaz de concebir este destino único. Nakheel, la empresa estatal encargada del proyecto, empezó los estudios de viabilidad en 1997. En el 2002, el emirato permitió por primera vez a ciudadanos extranjeros la propiedad de una casa, al menos en proyectos concretos, como The Palm. La liberalización del mercado inmobiliario en un paraíso fiscal, como es Dubai, despertó un brote de fiebre del oro. Las primeras propiedades puestas a la venta en Palm Jumeirah se agotaron en dos meses. El año pasado, 780 apartamentos fueron vendidos en 48 horas. Cuando aún no han terminado las obras, Palm Jumeirah se ha convertido en la localización más deseada de Dubai. Un apartamento de 170 m2 con una habitación que hace un año costaba 200.000 euros, hoy vale 400.000. Una villa de 700 m2 comprada por un millón de euros se vende ahora por el doble, tax free. Una escritura de propiedad concede automáticamente un permiso de residencia en Dubai. El éxito consolidó un fenómeno. The Palm ya no consiste en la construcción de una, sino tres islas con forma de palmera: Palm Jumeirah, Palm Jebel Ali y Palm Deira, cada cual mayor que la anterior. Entre las tres añadirán 360 km de costa a los 72 km del pequeño emirato. El tronco será el centro neurálgico de la isla. Un canal navegable recorrerá su eje, como si de una columna vertebral se tratase. Paralela al canal comienza a ganar forma la Golden Mile (milla de oro), pensada para transformarse en una de las más impresionantes avenidas comerciales del planeta. Una milla con 220 tiendas de las más exclusivas firmas. En mitad del tronco, una torre con forma de tulipán albergará apartamentos, centros recreativos, centros comerciales y teatro. En la parte superior del tronco está situado el “centro de la ciudad”, con más apartamentos, tiendas, hoteles, salas de cine y seis marinas con capacidad para cientos de barcos. Un monorrail y una autopista de 12 carriles conecta la península con el continente. Para alimentar esta economía en ebullición, ejércitos de trabajadores extranjeros llegan cada año. Hay gente de más de 60 nacionalidades entre los 1.100.000 habitantes de Dubai. Unos arriban atraídos por el trepidante clima de negocios, como ingenieros, informáticos, economistas y asesores en busca de un empleo muy bien remunerado. Otros, hindúes, filipinos, paquistaníes, tailandeses o bangladeshíes sin preparación específica vienen para materializar el sueño del jeque Mohammed bin Rachid al Maktoum.

 

   
(Fuente: El Mundo,
www.thepalm.dubai-city.de y www.thepalm.co.ae)
   
 
 
 
Diario Río Negro.
Provincias de Río Negro y Neuquén, Patagonia, Argentina. Es una publicación de Editorial Rio Negro SA.
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