No hay muchas dudas.
Todos coinciden, en mayor o menor medida, en lo mismo. La carta enviada por el Club de París que da lugar al pedido de las autoridades nacionales de negociar la deuda en default sin la intervención del Fondo Monetario Internacional (FMI) es un paso muy importante en varios aspectos.
En primer lugar, permitiría al país acceder al mercado de deuda voluntaria, ampliando las fuentes de financiamiento tanto para el gobierno como para las empresas privadas. Esto podría materializarse en un mayor aumento de ingresos de capitales al país destinados a la inversión.
"En ausencia de un programa del Fondo, los acreedores podrían considerar un plan informal para saldar totalmente los atrasos y normalizar las relaciones financieras". Con estas líneas el Club de París le dio a Cristina Fernández la posibilidad de informar, en su discurso por cadena nacional, la posibilidad de que "el año próximo podamos estar saliendo definitivamente del default", quedando pendiente sólo la deuda de los acreedores que no ingresaron al canje.
Otro punto del acuerdo con el Club de París y la posible salida del default a computar como favorable es el acceso a créditos con tasas internacionales que hoy están en sus mínimos históricos. Luego del deseado acuerdo se podría bajar aún más el costo de financiamiento del país, aprovechando la alta liquidez existente en el mercado y la avidez de los inversores por colocar dinero en los países emergentes.
Brasil, Chile, Perú y Colombia, entre otros, ya están aprovechando estas oportunidades.
El pago al Club no implicaría una reducción de deuda
Si para la cancelación de los futuros compromisos se utilizaran reservas internacionales del BCRA, lo que se modificaría sería la composición de la deuda pública del Estado argentino.
En tercer lugar, se puede decir que la salida del default habilitaría a destrabar importantes fondos hacia Argentina de las agencias exteriores de crédito. Esto permitiría liberar préstamos blandos para ampliar la infraestructura del país, fondos imprescindibles para el desarrollo de la actividad privada.
El acuerdo al que se llegue con el Club de París deberá definir, entre otros temas, el monto de deuda a cancelar, incluyendo los intereses compensatorios -por el incumplimiento de ocho años- y punitorios, las condiciones de pago y el plazo para hacerlo efectivo.
Anticipándose a estos puntos tanto la presidenta de la Nación como el ministro de Economía, Amado Boudou, afirmaron que el plan de pago que se conceda deberá ser "acorde con el crecimiento de la Argentina", refiriéndose así al esfuerzo que deberán realizar las arcas nacionales para hacer frente en el futuro próximo a los incrementados vencimientos de deuda pública a partir de este nuevo acuerdo.
Un reciente informe publicado por el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf) donde se evalúan los efectos de pagarle al Club de París destaca el significativo incremento que deberá asumir el país al comenzar a cancelar el pago de esta deuda.
En el recuadro que acompaña la nota se especifican las obligaciones ya asumidas para los próximos dos años: para el 2011 se estiman casi 17.000 millones de dólares en concepto de pago por vencimiento de capital e intereses y para el 2012, algo más de 14.000 millones de dólares.
Estos datos incluyen las obligaciones que deberán afrontarse en concepto del cupón PBI sobre la base de las estimaciones de crecimiento para los próximos años.
Así, una vez alcanzado el acuerdo Argentina deberá comenzar a realizar los desembolsos correspondientes y con ello hacer el esfuerzo necesario para cumplir estas nuevas obligaciones.
El informe del Iaraf afirma, por otra parte, que si el pago se efectivizara en su totalidad durante el próximo año, las obligaciones financieras del gobierno se incrementarían como mínimo en un 40%, asumiendo que la deuda con el Club de París alcanzaría los 6.700 millones de dólares. Sin embargo, esta alternativa ya fue descartada por el ministro de Economía en declaraciones públicas.
Por ello el informe completa el análisis con la alternativa de pago contemplando un plazo de dos años. Bajo esta opción las necesidades se incrementarían, en promedio, en un 21% en cada año bajo análisis. (Ver infografía)
Según las previsiones realizadas por el Ejecutivo nacional en el controvertido proyecto de ley de presupuesto 2011, para el pago de la deuda ya establecida el gobierno utilizaría unos 7.500 millones de dólares de las reservas internacionales del Banco Central de la República Argentina (BCRA). Esto permitiría concluir que, para los nuevos incrementos de las obligaciones contraídas a raíz del futuro acuerdo de pago con el Club de París, el gobierno terminaría utilizando la misma fuente de financiamiento, al menos para el 2011.
Si la metodología a utilizar para cancelar la deuda es la misma que utilizó el gobierno nacional cuando canceló la obligación con el FMI -colocación de un bono en el BCRA por el mismo monto- esta estrategia no implicaría concretamente una reducción de la magnitud de la deuda total pero sí un cambio de composición de acreedores, ya que aumentaría la deuda en manos del sector público, en este caso del Banco Central, afirma en otro de sus pasajes el informe del Iaraf.
Cabe destacar que al 30 de junio pasado el stock de deuda pública del Estado argentino ascendía a 156.700 millones de dólares. De esa cifra el 4% corresponde a la del Club de París y a las tenencias de las distintas agencias del sector público, alrededor del 50%. (Ver infografía)
Cómplices de su HISTORIA
El Club de París fue creado en 1956, momento en que -según puede leerse en su página web- comenzó a jugar un rol central en la resolución de los problemas de deuda de los países emergentes y en desarrollo.
"En 1956 la economía mundial estaba saliendo de las secuelas de la Segunda Guerra Mundial y las instituciones de Bretton Woods estaban en las primeras etapas de su existencia, los flujos internacionales de capital eran escasos y los tipos de cambio de las principales economías eran fijos. Pocos países africanos eran independientes y el mundo estaba dividido por las líneas de la Guerra Fría. Aun así, había un fuerte espíritu de cooperación internacional en el mundo occidental y, cuando la Argentina expresó la necesidad de cumplir con sus acreedores soberanos para evitar un default, Francia se ofreció como anfitrión de una excepcional reunión de tres días en París que tuvo lugar del 14 al 16 de mayo 1956", expresa en su sección Historia.
Así comenzó la historia con y del Club de París: ofreciendo la ayuda financiera necesaria para que Argentina no cayera en default y se reestructuraran los vencimientos de deuda que se tenían con Estados Unidos.
Se sucedieron varios préstamos más, de los cuales existieron ocho renegociaciones de distintas líneas de crédito entre el Club de París y Argentina: la primera línea, ya mencionada y que dio lugar al nacimiento de la institución, en 1956; la segunda en 1962, luego en 1965, 1985, 1987 y 1989, todas ellas canceladas.
Las dos últimas líneas que todavía figuran como activas en la página web del grupo tienen como origen la deuda contraída el 10 de diciembre de 1983 (firmadas por Roque Fernández en representación del BCRA).
Esta línea tuvo dos intentos de negociación, en septiembre de 1991 y en julio de 1992, una por 2.700 millones de dólares y la otra por 1.476 millones. Claro que sin contabilizar intereses.
Una década después, en el 2002, el país declaró el default e interrumpió el pago de los vencimientos subsiguientes hasta el día de la fecha.
Hoy la deuda que el gobierno nacional reconoce con el Club asciende a 6.750 millones de dólares, que incluyen los mil millones que José María Aznar prestó a Fernando de la Rúa en el 2001.
Los tres países que resultan claves para la negociación que deberá llevar a cabo el contingente que tendrá la ardua tarea son Alemania, Japón y Estados Unidos. Alemania, porque concentra el 34% de la deuda, seguido por Japón, con el 26%. Mientras tanto Estados Unidos, aun con un pequeño porcentaje de participación del 6%, lo es por la fuerte influencia política que tiene.
Mucho más atrás se ubican Holanda, con el 8%, España e Italia, con el 7%.