Fue crecimiento (%) que tuvieron las transferencias a las provincias en 2005-10.
Son los miles de millones proyectados para el 2011 sobre estas partidas.
os gobernadores están totalmente desorientados. Recorren los pasillos de Economía a la espera de transferencias que, en muchos casos, nunca llegarán.
Es que con la muerte de Néstor Kirchner desapareció el "nexo político" que mantenía aceitado el circuito de la obra pública destinada a los leales mandatarios del interior.
No es una novedad que el ex presidente determinaba con total discrecionalidad los fondos con estos destinos, los que salían en su gran mayoría del Ministerio de Planificación como partidas para "obra pública" e "inversión real directa".
Su mano derecha, a cargo de ejecutar la orden de liberar las partidas, era el ministro Julio De Vido.
Muchos de los acuerdos que Néstor Kirchner había cerrado con los gobernadores que contemplaban transferencias de fondos desde Nación eran sólo de palabra. Poco fue lo que quedó escrito y firmado.
Hoy De Vido pasó a manejar, sin intermediarios, una caja del orden de los 36.000 millones de pesos por año destinada a las provincias. No caben dudas de que el ministro de Planificación pasará a tener un rol fundamental en el futuro diálogo entre gobierno nacional y las provincias. Pocos niegan en el Ejecutivo la posibilidad de que De Vido ocupe el lugar de Néstor Kirchner en la nueva relación. "Para nosotros, en algunos casos, es volver a empezar", se quejó un funcionario de Hacienda de Neuquén que concurrió esta semana a la capital federal para retomar las negociaciones por el ingreso de la provincia al mal llamado Plan Federal de Desendeudamiento. "Hay fondos que ya están para liberar, pero otros habían sido acordados con el gobernador. Sin Kirchner, hay que ver cómo sigue la película", resaltó la fuente oficial.
Se supo esta semana que De Vido estaría analizando reestructurar algunos cargos en las segundas líneas del Ministerio para canalizar a través de estos funcionarios la "nueva relación" con las provincias. Todo indica, entonces, que el perverso mecanismo para someter a los gobernadores continuará en esta nueva era K. (Redacción Central)