| | Humor sin carcajadas pero con efecto residual; moderno y posmoderno más allá de cualquier vanguardia; prosa poética pero no tanto; podría haber sido una novela quizá mala, pero no le falta ninguna palabra y sorprende su agudeza. Tal vez tenga raíces en el retruécano español o en el aforismo fácil. Algunos lo asimilan a los epitafios; otros, a los grafitis y algunos burócratas, a necrológicas o currículums vitae. Se trata del microrrelato, microficción o minificción, que esta semana entra –o sale– de la academia al público y de los autores a todos. En tres días, estudiosos, escritores, críticos, investigadores y lectores desmenuzarán este género que procura sorprender con ingenuidad y que engaña al pretender dar lo más con lo menos, como una reticente y pudibunda amante. La cita, el V Congreso Internacional de Minificción, en la Universidad Nacional del Comahue |