De su paso por el país quedaron algunos poemas con el sello del sur. Hasta ahora permanecían inéditos en castellano.
Desocupado
Los que eran mejores que nosotros
vivían cómodamente en casas recién pintadas
con inodoros a botón en todos los baños.
Manejaban autos de modelo y marca reconocibles.
Los que no tenían trabajo estaban apenados,
no les iba bien.
Sus autos extraños estaban estacionados
sobre cajones, al fondo de casas polvorientas,
donde se amontonaban infinidad de objetos inútiles.
Los años pasan y todo y todos son reemplazados.
Existen siempre, es lo que dicen, nuevas oportunidades.
Pero, para decir la verdad,
a mí nunca me gustó el trabajo.
Mi objetivo era permanecer desocupado.
Ese era mi mérito.
Me gustaba la idea de sentarme en una silla,
hora tras hora, frente a la casa, sin hacer nada
con un sombrero sobre mi cabeza y tomando una gaseosa.
¿Qué hay de malo en eso?
Fumar, escupir de vez en cuando.
Tallar madera con mi cuchillo.
¿Hay daño en esto?
En ocasiones salgo con mi perro a perseguir conejos.
Tenés que hacerlo alguna vez.
A veces levanto a un chico gordo y rubio como yo,
diciéndole: "¿De dónde te conozco?".
Nunca digas: "¿Qué querés ser cuando seas grande?".
(Traducción: Esteban Moore)
Donde el agua se encuentra con otras aguas
Me gustan los arroyos y su música.
Y los riachos en los claros del bosque y en las colinas,
antes que se conviertan en arroyos.
Quizá me gustan tan intensamente
por su intimidad. Pero, ¡casi olvido
decir algo de las fuentes!
¿Puede haber algo más maravilloso que un manantial?
Pero los grandes arroyos ganan también mi corazón.
Y aquellos lugares donde desembocan en los ríos.
Y las bocas abiertas de los ríos, donde se reúnen con el mar. Lugares donde el agua se encuentra
con otras aguas. Esos lugares brillan
en mi mente como lugares sagrados.
¡Y esos ríos de la costa!
Los amo como algunos hombres aman a los caballos,
o a las mujeres llenas de encanto. Hay algo especial
en estas aguas frías y rápidas.
Sólo mirarlas hace que mi sangre corra
y que mi piel se estremezca. Podría sentarme
y mirar estos ríos durante horas.
Ninguno de ellos en especial.
(Traducción: Edmundo Murray)
Lo que me dijo el doctor
El dijo esto no es del todo bueno
el dijo en realidad es malo muy malo
él dijo conté treinta y dos en un solo pulmón
y dejé de contar
yo le comenté que me alegraba
porque no me hubiera gustado saber
de uno solo más alojado ahí
él dijo qué dijo no sé- y preguntó si yo era creyente
si me arrodillaba en las grutas del bosque
frente a la pequeña cascada de aguas cristalinas
con el viento y la niebla soplando en mi rostro
si me detenía a pensar y pedir comprensión
en esos momentos difíciles
yo le contesté que no
pero que pensaba comenzar ese mismo día
él dijo estoy verdaderamente apenado
él dijo desearía tener buenas noticias para vos
yo dije amén él dijo algunas palabras en voz baja
yo no comprendí lo que decía
y no sabiendo qué hacer
y deseando que no repitiera sus palabras
porque temía no poder digerirlas
sólo lo miré
por un larguísimo minuto y él me miró y fue cuando
me levanté repentinamente y le di un apretón de manos
a este hombre que me había dado algo
que nadie me dio antes en esta tierra
yo creo que incluso le agradecí
siendo tan poderosa la fuerza de la costumbre.
(Traducción: Esteban Moore)
En la pampa esta noche
En la pampa esta noche un gaucho
arroja desde un alto caballo
las boleadoras hacia el atardecer, al oeste
en el Pacífico.
Juan Perón duerme en España
con el general Franco,
el presidente come asado
en Asia...
Me gustaría introducirme más profundo
en las estaciones,
convertirme en algo como un pino
o como un reno,
observar el lento esfuerzo
y deslizar de los glaciares hacia los fiordos del norte,
combatir esta némesis,
este tiempo reseco.
(Traducción: Edmundo Murray)