¿Qué tienen en común Wilson, el muñeco que vigilaba presos en la Unidad de Detención 11, y la posibilidad de restablecer la muerte como método de control de la población canina?

Que las dos noticias multiplicaron la presencia de Neuquén en redes sociales, foros y páginas de Internet a tal punto que se comentaron en todo el globo.

Neuquén tiene una fuerte inserción en internet. A modo experimental, poner el nombre que identifica a la provincia y a su ciudad capital en Google, el más poderoso de los buscadores, arroja 45 millones de resultados.

La combinación de las palabras "Neuquén" y "Petróleo" trae como respuesta dos millones de enlaces, mientras que la fórmula "Neuquén" más "turismo" arrojará un millón de respuestas.

Los ejemplos son arbitrarios y cada uno puede probar la combinación que mejor le parezca sin que esto implique un índice de popularidad. La red tiene su propia lógica y se construye a cada minuto con el aporte de cada usuario, además de los enigmáticos algoritmos de Google (que pondera 200 variables para elaborar su ranking).

Por ejemplo: la combinación de Neuquén con el apellido Sapag arroja 74.000 resultados, contra 39.000 de "Neuquén+Sobisch". El apellido del asesinado maestro Carlos Fuentealba nos traerá 171.000 respuestas.

En cuanto a las redes sociales, Neuquén tuvo su momento de fama en Facebook y en Twitter con la expresión "matanza de perros".

Fue cuando se debatió en el ámbito municipal la posibilidad de matar perros como método de control poblacional, ante la aparición de un foco de leptospirosis en la Colonia Nueva Esperanza.

Quien en esos días haya insertado el término Neuquén en buscadores más específicos como 48ersm que rastrea lo que se dicen en las redes sociales, habrá podido comprobar que miles de usuarios de diversos países hicieron rebotar la noticia, con exageraciones e inexactitudes como regla general, y el añadido de enlaces a videos que no se correspondían con lo que estaba sucediendo en esta capital.

Como sea, Facebook permitió a los que se oponían a "la matanza de perros" organizarse en foros e incluso montar manifestaciones que trascendieron el mundo virtual y se materializaron en el mundo real: hubo concentraciones en plazas de varias ciudades del país y del extranjero.

Aun hoy, acallado el debate, la combinación "Neuquén+perros" en Google devuelve 2.6000.000 resultados, los primeros al menos vinculados con los ecos de aquella información.

La fama de wilson

Aunque su repercusión fue menor, el muñeco Wilson también ayudó a instalar a Neuquén en internet. La combinación "Neuquén+cárcel+Wilson" devuelve 89.000 resultados.

Por si hiciera falta, recordamos que no se abre juicio de valor sobre el mérito o demérito que estas estadísticas llevan implícitas.

En el caso de la posible "matanza de perros" los mensajes eran desgarradores, pero la pelota que vigilaba presos en la Unidad 11 dio espacio al humor de los internautas.

Incluso un sitio de noticias en inglés que satiriza la información diaria con videos animados en 3D, hizo un corto de diez segundos para reflejar la fuga de dos presos bajo la inerte mirada de Wilson. Aún hoy el video puede ser rastreado en YouTube, otro fantástico sitio donde Neuquén tiene presencia.

Sin "políticos 2.0"

En Neuquén hay 64.300 abonados al servicio de internet (a marzo de 2010, últimos datos oficiales disponibles), diferenciados en 44.458 accesos residenciales (décimo puesto en el país) y 19.862 accesos de organizaciones públicas o privadas (sexto puesto).

Es una cifra relativamente baja, apenas el 11 por ciento sobre una población estimada de 565.242 personas para toda la provincia.

Quizá por eso los políticos neuquinos incursionan poco y mal en la red. Algunos tienen blogs, otros están en Facebook y muchos menos en Twitter, la revolución noticiosa del momento. Casi ninguno cumple con la característica esencial de esta nueva forma de comunicación: el intercambio de ideas u opiniones con otros usuarios. Algunos legisladores y legisladoras, por ejemplo, tienen blogs (se los puede encontrar en el sitio web de la Legislatura).

Pero es evidente que delegaron su mantenimiento en encargados de prensa que se limitan a subir notas tomadas de otros medios o a repetir comunicados de prensa que también envían por correo electrónico. Ni siquiera publican el texto completo de los proyectos que impulsa el diputado o diputada en cuestión. En el mejor de los casos copian y pegan de la versión taquigráfica, el tramo en el que intervino el diputado.

Lo más destacable, en tono negativo, es que no reciben comentarios, o al menos no los publican. ¿Para qué sirve tener un blog o un sitio en Internet si no es para intercambiar ideas y comentarios? En ese sentido los políticos son "1.0", aún no dieron el salto a "2.0".

Algo similar puede decirse de Jorge Sobisch y Jorge Brillo: cada uno tiene un blog en el cual difundieron actos de campaña durante la reciente interna del Movimiento Popular Neuquino, pero sin ningún valor agregado respecto de los comunicados de prensa que enviaban a diario.

En Facebook es posible encontrar a algunos dirigentes políticos, aunque tampoco utilizan esta red social para otra cosa más que promocionar alguna de sus actividades, sin fomentar el debate directo con los habitantes de la provincia.

Quizá la razón sea que en FB es imposible controlar la agenda: alguien sube un comentario, detrás otro recomienda un video y salvo temas muy puntuales (por ejemplo, la "matanza de perros") para quien lo mira desde afuera todo puede parecer muy caótico.

Un último hecho para destacar es que cada vez más periodistas están abriendo cuentas en Twitter, aunque le dan un uso limitado. Es posible que se deba a la falta de difusión de los teléfonos inteligentes, desde los cuales se escribe el 46% de los tweets que se escriben en el Primer Mundo.