El Club Atlético Maronese nació casi por azar el 1 de septiembre de 1996 gracias a la propuesta de alguno chicos que le propusieron a Hugo Silva, actual presidente y fundador de la institución, que los dirija técnicamente. El primer torneo que jugaron fue un cuadrangular en el barrio Melipal, el club no ha parado de crecer y hoy, 13 años después, se ha transformado en el proyecto futbolístico más ambicioso de Neuquén.
Aunque sus objetivos deportivos crecieron, el 22 de enero del 2006 inauguraron su tesoro más preciado: un estadio con capacidad para 6500 personas que hoy es el ejemplo. Varios clubes quieren imitar a Maronese porque a pesar de las adversidades y de encontrase en una de las zona más humildes de la ciudad, supo hacerle frente a todo, con trabajo y esfuerzo. Recibió apoyo, es cierto, pero lo invirtió en ladrillos
En el plano futbolístico los mayores logros del club en primera división son los títulos obtenidos en 2006 y 2008. Ambos fueron por el Apertura de la Liga de Fútbol del Neuquén. El Dino tuvo una interesante participación en Torneos del Interior de los años 2006, 2008 y 2009, y un paso no muy exitoso por el Argentino B 2007, que igualmente sirvió para sumar experiencia.
Con respecto al la infraestructura, el 1 de septiembre se inauguraron oficialmente cuatro cabinas de transmisión en el estadio y los albergues para 25 personas y ya están aprobados los planos para empezar, a finales de este año o principios del próximo, con la construcción de las plateas que ofrecerán mayor comodidad para los espectadores y aumentarán la capacidad en estadio.
Igualmente Hugo Silva y el resto de los dirigentes no se conforman y están trabajando en nuevos proyectos.
El club, además del fútbol, ofrece en sus instalaciones otras actividades como karate y patín artístico y un gimnasio que está al servicio de su masa societaria. Todas estas alternativas ofrecidas por el club son bien recibidas en una zona de la capital alejada del centro y por lo tanto lejos de las posibilidades de la mayoría de las familias que habitan en el oeste.
Hoy la institución que surgió de la nada y en poco tiempo se transformó en un modelo a imitar es el segundo hogar de alrededor de 400 chicos y adolescentes que disfrutan día a día de un proyecto serio y comprometido con la contención, la educación y el crecimiento a favor del desarrollo personal y social.
Hoy Maronese y su gente miran el futuro con optimismo y recuerdan su corta historia con mucho orgullo sabiendo que las huellas que han dejado perdurarán en el tiempo.