BUENOS AIRES (ABA).- Los integrantes de la comisión especial parlamentaria encargada de expedirse sobre la remoción de Martín Redrado en el Banco Central, quedaron ayer en medio de la tensión producida por las pertenencias políticas. Especialmente con los miembros no oficialistas Alfonso Prat Gay y Julio Cobos, ya que el kirchnerista Gustavo Marconato había emitido el viernes su dictamen aconsejando la destitución del luego renunciante Redrado.
En Prat Gay finalmente su alineamiento con la líder de su partido, Elisa Carrió, habría ganado la pulseada por sobre la postura inicial que tenía el diputado de la Coalición Cívica. "Presiones hay, no lo puedo ignorar, existen en lo familiar, en lo político, son naturales", señaló Prat Gay antes de comenzar la primera reunión de la comisión.
El legislador reconoció que su voto no era aislado sino -reiteró- como integrante de una fuerza política. "Mi voto es en calidad de presidente de la Comisión de Finanzas de la Cámara de Diputados", definió el economista cuando se le preguntó en qué carácter se iría a pronunciar. "Río Negro" pudo saber que la comunicación de Prat Gay con Lilita Carrió fue constante en la víspera, y ésta última dejó trascender que el primero debía distinguirse de Cobos. Apenas empezó a circular que la posición de Cobos iba a ser crítica del DNU sobre las reservas pero que igual aconsejaría la salida de Redrado, Carrió buscó que su legislador marque otra posición respecto al gobierno. De allí que Prat Gay enfriara el peso de la decisión de la bicameral al afirmar que devino "abstracta" a partir de que "ni Redrado (a partir de su renuncia) quiere seguir en el Banco Central, ni el gobierno quiere que se quede".
Una de las afirmaciones que deslizó Lilita es que Cobos votaría aconsejando la salida de Redrado por quedar al frente del BCRA, Miguel Pesce quien supo ser como el vicepresidente un radical K. Nada inocente -para marcar distancias- fue el procesamiento de Pesce pedido ayer por la Unión Cívica Radical.
Lo cierto es que Carrió consiguió poner a Cobos en la circunstancia de tener que "volver a desempatar". Con dramatismo, se convocó a un cuarto intermedio desde las cinco de la tarde hasta las ocho de la noche. Ansioso, el secretario parlamentario Juan Estrada esperó el dictamen con los tres fundamentos (que llegó a las 20:30) para llevárselo a la presidenta. "Salvo que se decida ir a dormir antes", había comentado Estrada. La jefa de Estado dejó trascender que hasta las diez de la noche lo iba a esperar y lo recibió.