"Estoy a las corridas, organizando todo porque a la noche salimos para allá. Ya está, se arregló todo, mañana a la mañana me hago la revisión médica, firmo y a la tarde me pongo a disposición de Astrada". Embalado, con las pulsaciones a mil, esas fueron las últimas palabras de Gustavo Canales en tierras chilenas.
Alrededor de las 16, mientras preparaba las valijas, el flamante refuerzo de River atendió a "Río Negro" y avisó que está para jugar. "Si el entrenador me da el visto bueno, que me mande a la cancha", dijo el roquense, quien a los 27 años encontró la gran posibilidad de su carrera profesional.
Luego de cuatro días de negociaciones, el pase se terminó de abrochar el lunes, a última hora.
El Millonario y la Unión Española de Chile se pusieron de acuerdo en que la institución de Núñez compre el 70 por ciento del pase en 1.030.000 de dólares. Canales firmará un contrato por tres años. El jugador, que percibía alrededor de 150.000 dólares anuales, pretendía 400.000, pero los dirigentes argentinos se estiraron hasta 250.000 y hubo arreglo.
"Es un paso gigante. Se que ahora depende de mí, y que tengo que demostrar lo que hice en Unión. River es un equipo muy grande y la exigencia va a ser mucha, pero tengo confianza en rendir", comentó el punta, quien le bajó los decibeles al apodo que tiene en Chile. Le dicen el "Mágico" y, de movida, dijo que "no es para tanto".
Para el delantero de Roca todo es sorprendente y no deja de recordar el llamado de Passarella. "Hablé con Daniel y se ha portado muy bien conmigo. Que me haya llamado a mi teléfono es algo impresionante, algo que me llena de satisfacción", afirmó.
Antes de cruzar la cordillera, el punta recordó a sus clubes en Chile. "Este país me dio la posibilidad de jugar en primera y por eso le voy a estar eternamente agradecido. Me hizo sentir como en mi casa. Estuve siempre cómodo y feliz. Me hubiera gustado despedirme de los hinchas de la Española en la cancha, pero no pude. Pero los tendré siempre en el recuerdo, no sólo a ellos sino también a los de La Serena (su primer club en Chile)".
En medio de un verano con varias novelas interminables, la del roquense a River terminó de la mejor manera. Anoche viajó junto a su señora y sus hijas Tania (4) y Sofía (10), hoy estará en el Monumental y a la tarde conocerá a sus nuevos compañeros.
"Pensar que voy a tirar paredes con Ortega, Gallardo y los chicos nuevos, que son muy buenos", se ilusionó. (C.H.)