La insolación es un trastorno de la regulación térmica interna del organismo. Es un problema muy serio que puede incluso llevar a la muerte ni no se trata convenientemente. Los síntomas dependen del tiempo que se haya estado expuesto al sol y de la gravedad. En principio se manifiesta con dolor de cabeza, fatiga, vértigos, falta de apetito, fiebre ligera. Si la persona afectada continúa al sol pueden aparecer nauseas, vómitos, calambres, trastornos de la visión, fiebre alta (por encima de 40º), pulso y respiración acelerada, colapso cardiorrespiratorio y la muerte.
Ante esos casos debe reducirse el ritmo de absorción de calor y bajar la temperatura del cuerpo, poniendo al afectado a la sombra en un lugar lo más fresco posible. Para enfriarlo se le debe dejar con la menor cantidad de ropa posible, rociarlo con agua y abanicarlo para aumentar la evaporación de la piel.
La piel negra también se quema
Quienes tienen la piel negra también se queman con el sol, pero requieren de muchas mayores cantidades de rayos ultravioleta. Este tipo de piel se calienta con rapidez, de mofo que lleva a querer cubrirse del sol. A ello, se añade que la piel negra cuenta con granos de melanina de mayor tamaño, que la protegen mejor.
Las quemaduras se manifiestan con enrojecimiento, aumento de la temperatura de la piel y dolor en la zona quemada, en los casos más severos pueden aparecer escalofríos y dolores de cabeza.