CINCO SALTOS (ACE).- El cambio climático está afectando a la fisiología de las plantas de manzanas, peras y frutales de carozo; y los productores deberán invertir en tecnología para proteger a sus montes frutales, mermar las consecuencias en la chacra y conseguir la misma calidad de fruta que ahora se exporta, destacó Laszlo Lakatos, un especialista húngaro que estuvo en la región recientemente.
"El cambio climático y su efecto en la producción de frutas" fue la ponencia del ingeniero agrónomo Lakatos, en el marco del intercambio de cooperación tecnológica que forma parte de un proyecto de la UNC presentado ante el ministerio de Ciencia y Tecnología de la Nación.
Con la asistencia del equipo local de investigadores de Ciencias Agrarias de la UNC, llevó a cabo conferencias, se reunió con productores y mantuvo conversaciones académicas con docentes de otras facultades del Comahue.
En diálogo con "Río Negro", Lakatos describió cómo en investigaciones desarrolladas en la Universidad de Debrecen han detectado que en los últimos 30 años, la floración en frutales de carozo (guinda, ciruelas y cerezas) y pepita (peras y manzanas) se han adelantado dos semanas, por ejemplo.
Detalló cómo observaron que el aumento de la diferencia de temperatura entre el día y la noche afecta el color de la cobertura de la manzana y el contenido de azúcares de pera y manzana, la relación de este cambio en el clima con la acidez, el azúcar y el color de las frutas, en tanto continúa en estudio si el cambio climático podría estar generando una diferencia en el contenido vitamínico, específicamente los contenidos de vitamina C.
"La sequía de la atmósfera o del suelo se pueden modificar por irrigación, pero cómo modificar la temperatura y la humedad relativa en el microclima de la chacra para protegerlos de los fríos invernales o del exceso de temperatura y del estrés por alta temperatura que genera en las plantas el fenómeno del asoleamiento", indicó. En Hungría, donde un tercio de la superficie cultivada tiene plantaciones de manzanas, peras y guindas se ha logrado hacer un mapeo con estaciones meteorológicas dentro y fuera de los huertos; con variables captadas al ras del suelo, a la mitad del árbol y sobre el monte frutal.
Las investigaciones determinaron que la variación del clima está afectando la fisiología de la plantación y la calidad de la fruta. Lakatos detalló que en el último período, que podría corresponder a un decenio, la media de estas mediciones arrojó un aumento en un grado centígrado, con una variación mayor en tiempos menores de estudio.
"En los últimos 30 años el comienzo de la floración se adelantó dos semanas en la mayor parte de los frutales", y se lo relacionó con el cambio climático", dijo. El especialista en agro meteorología de Debrecen consideró que en el futuro estos riesgos climáticos se van a incrementar, especialmente en los extremos de altas y bajas temperaturas. La intervención que busca la tecnología agronómica es cómo atemperar el problema y generar un microclima en la chacra para evitar estos "riesgos extremos".
Consultado cómo afrontar la generación de este microclima, Lakatos dijo creer que la utilización de redes (media sombra) será en el futuro una de las formas de proteger al monte frutal del daño por asoleamiento o granizo.
También la aplicación del riego por aspersión en altura que, por enfriamiento por evaporación, se pueda utilizar durante los períodos en que la temperatura se tornará tan alta en la chacra que pondrá en peligro las condiciones del cultivo. De manera inversa, en tiempo de fríos extremos, se plantea en Europa un sistema de calefacción con gas entre las filas de plantas. Para obtener un mejor color, sólidos solubles y un mayor contenido vitamínico se deberán generar durante las temporadas de calor un sistema de enfriamiento en las chacras.
SHIRLEY HERREROS
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