COPENHAGUE.- Miles de manifestantes recorrieron ayer las calles de esta ciudad para pedir que la cumbre mundial de cambio climático, que comenzó el lunes pasado y terminará el 18 de diciembre, tenga un resultado positivo. Puertas adentro del "Bella Center", donde tiene lugar la convención, los diplomáticos trabajaron casi sin parar durante los primeros seis días del encuentro, para pulir los documentos que podrían impulsar la toma de decisiones.
El gran desafío es que las naciones decidan si implementarán fuertes medidas de mitigación (reducción de emisiones de gases de efecto invernadero) y adaptación al cambio climático de manera global, coordinada y que conforme a todas las partes involucradas. Esto ocurre en un contexto de grandes enfrentamientos no sólo entre los países industrializados y en vías de desarrollo, sino también entre los diferentes grupos que componen cada bloque.
Los países más pobres y vulnerables ya son los más afectados por las consecuencias del cambio climático, con fenómenos como el aumento de la frecuencia de las inundaciones y sequías. Por esa razón una de las propuestas bajo discusión es la creación de un fondo de urgencia que podría alcanzar los 10 mil millones de dólares en el período 2010-2012, otorgados por los países industrializados.
Ayer también comenzaron a llegar los ministros de ambiente y autoridades de las 192 naciones que participan de las negociaciones de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (UNFCCC, por sus siglas en inglés). A partir del miércoles comenzarán a participar del encuentro más de 110 jefes de Estado.
En la lista preliminar de discursos anunciados, está el nombre de la presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner. También está están anotados los presidentes Hugo Chávez, Evo Morales y Lula Da Silva. Los líderes de las grandes potencias económicas también tendrán su turno para exponer su posición en este debate sobre el futuro del planeta, como asimismo las autoridades de los países más vulnerables. El debate promete ser histórico.
"Quién dará fondos y quién los recibirá es uno de los puntos clave del debate", sintetizó la embajadora Silvia Merega, directora de asuntos ambientales de la Cancillería argentina. Merega forma parte de la delegación oficial de la Argentina, compuesta por 42 delegados, según la lista preliminar de participantes, entre los que hay senadores y funcionarios de varios ministerios -entre ellos, de economía, planificación y salud.
Uno de los puntos más álgidos es que los Estados Unidos y la Comisión Europea exigen que los países emergentes, como China y la India, reduzcan de modo obligatorio las emisiones gases de efecto invernadero (GEI). Según el Protocolo de Kyoto, creado en 1997 en el marco de la UNFCCC y cuya primera fase termina en 2012, sólo tienen esa obligación los países desarrollados.
Más allá de los enfrentamientos, e incluso de diferentes episodios dignos de una película de intriga y suspenso -como los entredichos por la filtración de un documento no oficial escrito por la delegación danesa y un contradocumento de los países en desarrollo agrupados en el G77-, esta semana también se avanzó en el proceso de negociaciones.
Uno de los logros fue la reducción del número de páginas de los dos documentos elaborados por los dos grupos principales en esta reunión: el que plantea una segunda fase del Protocolo de Kyoto y otro que perfila las características de un nuevo acuerdo de cooperación a largo plazo, que incluiría nuevas medidas de mitigación y adaptación. El interrogante que existe ahora es si es posible que se aprueben ambos acuerdos, sólo uno de los dos o ninguno.
"La voluntad política es un elemento necesario pero también necesitamos soluciones", dijo ayer la presidenta de la cumbre, la danesa Connie Hedegaard, en conferencia de prensa en referencia a la inminente llegada de las autoridades de cada país. Además, destacó que si bien todavía hay diferencias, "las conversaciones entre China y los Estados Unidos pueden ser vistos como un signo positivo".
Los combustibles fósiles, como el petróleo y el carbón, que se utilizan en los sectores de energía, transporte e industria no son la única fuente de contaminación que preocupa a los científicos, que han realizado un reporte exhaustivo sobre las observaciones de los fenómenos climáticos. La deforestación también genera elevadas emisiones de GEI. Por eso, la protección de los bosques nativos, donde naturalmente se conservan grandes cantidades de carbono, es uno de los elementos novedosos de esta negociación, ya que no está incluido en el Protocolo de Kyoto. Leandro Fernández, de la Secretaría de Ambiente argentina dijo a "Río Negro" que el mecanismo de "reducción de la deforestación y degradación de los bosques" o "REDD" es una de las áreas en las que más se ha avanzado esta semana. A través del mismo, se otorgarían incentivos económicos a países que protejan sus bosques.
LAURA GARCíA OVIEDO
Especial para "Río Negro"