UNQUILLO (Especial) - Nicolás Madero resiste en la punta del certamen, pero sólo un milagro le puede permitir consagrarse campeón argentino de rally. Es que ayer, cuando se completó el Día 1 del Gran Premio de Unquillo, el barilochense perdió más de 10 minutos en la segunda pasada en La Falda y hasta estuvo a punto de abandonar, quedando 14. Menos mal que Gabriel Pozzo aventajó a Federico Villagra, sino el panorama sería más complicado.
Madero sabía que estaba ante una oportunidad única. Después de escoltar a Villagra en el súper especial de antenoche, ayer aceleró en el primero y superó al "Coyote" en la general.
Pintaba bien la definición para Madero, pero la primera pasada en La Falda se encendió la luz de alarma, porque el pedal del embrague de su Mitsubishi Evo X empezó a fallar y perdió unos cuantos segundos.
Bajó al sexto lugar, mientras que Villagra se metía como cuña entre Pozzo y Menzi, muy firmes en el especial del Pan de Azúcar.
En el parque de servicio el Tango Rally Team acomodó el auto de Madero, quien recuperó una posición en la reanudación, pero algo no quedó bien y otra vez el pedal del embrague falló en el especial de La Falda.
Es más, terminado el tramo, el barilochense dejó su auto a un costado del camino. Después de trabajar con su navegante pudo arribar al siguiente especial, donde hizo el segundo tiempo, pero ya estaba afuera de la conversación.
Los dos últimos tramos no aportaron nada nuevo. Pozzo y Menzi ampliaron su diferencia con el "Coyote", quien aprovechó un problema en el auto del "Mariscal" para recuperar el segundo lugar.
Después de la etapa, Madero aventaja en el certamen a Villagra por apenas 1,5 puntos. Las cuentas son sencillas, por eso que el barilochense depende de un milagro. Está obligado a ganar el Día 2, con lo que sumaría 117,5.
El "Coyote", quien hasta ahora tiene 111, repitiendo lo de ayer se iría a 123, con lo que le sobraría para lograr su octavo título. Claro, falta toda la segunda etapa, tan exigente como la primera. En una de esas, a Madero la suerte le tiende una mano, porque la necesita.
