A lo largo de veinte años, a medida que aumentaban las temperaturas en el planeta, los representantes de las naciones del mundo se han reunido anualmente para tratar de hacer algo al respecto. La historia los congrega ahora en esta frígida capital del norte de Europa, donde enfrentan una encrucijada.
El mundo ha puesto sus miras en Copenhague "para presenciar lo que creo será un momento decisivo histórico en la lucha contra el cambio climático'', afirma Yvo de Boer, organizador de las Naciones Unidas de la reunión de dos semanas que se inicia el lunes. Pero en cambio podría presenciar un nuevo compás de espera.
El cambio de gobierno en Estados Unidos hace un año suscitó esperanzas de que las conversaciones sobre el clima produzcan finalmente un acuerdo en el 2009 para combatir el calentamiento global y ayudar a sus víctimas.
Sin embargo es probable que la conferencia de Copenhague de 192 naciones produzca muy poco y muy tarde: en el mejor de los casos, las bases para continuar las conversaciones y firmar un acuerdo obligatorio el año próximo. Dos objetivos fundamentales para sentar esas bases podrían tomar forma en esta reunión:
- Establecer objetivos para controlar las emisiones de anhídrido carbónico y otros gases de efecto invernadero, incluso en los principales contaminantes, China y Estados Unidos.
- Convenir cuánto deberían pagar las naciones acaudaladas a las naciones pobres para tecnología de energía limpia, muros de contención, sistemas de irrigación y otros proyectos destinados a contrarrestar el cambio climático.
En el moderno Bella Center de la capital dinamarquesa, los delegados también lidiarán con un nutrido temario de otras cuestiones: cómo proteger los bosques, medir las emisiones, establecer las reglas para los "créditos de carbono'', hacer cumplir un posible tratado y otras preocupaciones.
Subrayando la importancia de la cumbre, al menos cien líderes nacionales, entre ellos el presidente de Estados Unidos Barack Obama, se reunirán en Copenhague para ofrecer un respaldo de alto nivel a las conversaciones.
Poco progreso han tenido las conversaciones sobre el clima desde que el tratado de Río de 1992 exhortó a imponer controles voluntarios sobre los gases de efecto invernadero. Demoró otros cinco años concretar el Protocolo de Kioto, que ordenó la reducción de emisiones de 37 naciones industrializadas, en un acuerdo que Estados Unidos rechazó.
La resistencia posterior del gobierno de George W. Bush bloqueó cualquier avance. Mientras tanto, las temperaturas mundiales están subiendo 0,19 grados centígrados (0,34 Fahrenheit) por década y al doble en el extremo norte, derritiendo los hielos del Artico a un ritmo récord.
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AP