El Huracán de Ángel Cappa subcampeón del último Torneo Clausura quedará en nuestra memoria futbolera, salvando todas las distancias, del mismo modo en el que la Holanda de Johan Cruyff pasó a la historia de los Mundiales pese a perder ante Alemania en la final del ´74.
El fútbol, además de notable fábrica de ilusiones, también es un almacén gigantesco de recuerdos. Y así como no olvidamos a la fabulosa "Naranja mecánica" que asombró en el ´74, tampoco lo haremos con "el tiki tiki" del equipo de Cappa. Y esto, que conste, sin quitarle méritos a los respectivos campeones: Alemania en el ´74 y Vélez en el Clausura.
"El mejor es el que gana" o "el que gana tiene razón", son dos viejas frases futboleras. Y tanto la Holanda de Cruyff como el Huracán de Cappa cayeron sin jugar bien en el partido decisivo. Holanda porque después de un buen primer tiempo le regaló campo y pelota a Alemania en la final del ´74 y Huracán porque fue desbordado por la convicción de Vélez.
No es que aquella Holanda y este Huracán más reciente jugaran de modo parecido. Nada que ver. Los dos, eso sí, cuidaban como nadie la posesión de la pelota. Pero Holanda pareció anunciar en aquel ´74 al fútbol del futuro, con más dinámica y rotación de puestos. Cappa, en cambio, se jactó diciendo que "el futuro del fútbol está en el pasado". Y lo comprobó con Huracán, que jugó "a la antigua" según muchos pero que, aún así, siguió dando cátedra partido tras partido, hasta que sólo Vélez lo superó en la final, y con un arbitraje tan polémico que su protagonista central todavía sigue sin dirigir.
No sé si "el tiki tiki -como dijo Cappa- es lo mejor que le pasó al fútbol argentino en los últimos veinte años". Pero si sé de viejos hinchas descreídos que volvieron a la cancha, junto con hijos ilusionados, y ya no tanto detrás de un resultado, sino de la recuperación de una mística colectiva, de ese compromiso por el juego asociado y audaz que significó el Huracán de Cappa.
Debo admitir que tampoco coincido a veces de modo tan terminante cuando se habla de "la nuestra", como si la única versión posible de un fútbol "bien argentino" fuera el toque, la pelota al piso y la gambeta. Este modelo único excluiría a fabulosos centrocampistas de contención como lo fue en su momento Américo Gallego y hoy Javier Mascherano o "tanques" goleadores como Gabriel Batistuta o Hernán Crespo, por citar sólo a algunos nombres grandes en la historia del fútbol argentino.
El fútbol aguerrido y concentrado del Boca de Bianchi, el Estudiantes tricampeón de la Libertadores, la Argentina de Marcelo Bielsa que brilló en las eliminatorias 2002 y seguramente muchos otros equipo también son argentinos, también son "la nuestra", con menos preciosismo seguramente, pero con alto grado de profesionalismo y entrega. El propio Cappa lo reconoce, al elogiar también al actual Estudiantes de la "Brujita" Verón. Pero es cierto que con el "tiki tiki" la fiesta es mayor. Y Cappa nos ha permitido recordar que el fútbol, además del negocio y la violencia, también es fiesta popular.