| CHILE (AP).- La DINA se incubó y desarrolló en el Regimiento de Ingenieros de Tejas Verdes, cerca de Llolleo, a unos 98 kilómetros al noreste de Santiago. "En Tejas Verdes se desarrolló el verdadero huevo de la serpiente´´, graficó Hitam Villagra, representante de una veintena de sobrevivientes y de familiares de tres desaparecidos. El ex conscripto José Paredes, 56 años, "trabajó´´ cinco meses en Tejas Verdes y cuando concluyó su servicio obligatorio, fue rechazado en su lugar de residencia, el cercano puerto de San Antonio, donde muchos lo llamaron asesino. Hoy vive recluido en una pequeña aldea costera, solo con su esposa, cuidando casas de veraneo. Desconfía de todos. La AP sólo pudo contactarlo a través de otro ex recluta, una de las pocas personas en las que confía. Está enjuiciado como uno de los asesinos del folclorista Víctor Jara, en el Estadio Chile de Santiago, cargo que él niega. "Hay cosas que siempre he dicho, me las voy a llevar a la tumba´´, declaró, aunque poco a poco se fue abriendo con el equipo de AP. El regimiento de Tejas Verdes fue dividido y en un sector quedó la Escuela y en el otro el Campamento de Prisioneros Nº 2, formado decenas de chozas de madera de unos 2 x 2,5 metros, con piso de tierra, la mayoría oscuras, algunas con una ventana clausurada y fisuras entre las tablas. Por las rendijas los miles de prisioneros que pasaron por allí a veces veían a los conscriptos que los custodiaban y la camioneta blanca que los iba a buscar para llevarlos a la sala de torturas, en el subterráneo del casino de oficiales, según coincidentes relatos judiciales de sobrevivientes. | |