Una luz intensa, azul, muy cercana en el rango al ultravioleta, es lo único que denota, en el corazón del reactor nuclear RA6 de Bariloche que se está produciendo una fisión atómica. No hay un ruido, zumbido o señal alguna de que en la intimidad del núcleo constituido por placas de uranio - silicio, billones de neutrones, disparados a 20.000 km/seg, colisionan y parten por la mitad a otros átomos del mismo material, dando origen a su vez a nuevos neutrones, en una reacción en cadena que se alimenta a si misma generando energía o radiación, ello justamente por la condición dual del proceso de fisión. (Ver recuadro)
Lo antes descripto sucede totalmente bajo el agua, dentro de una especie de enorme cilindro o, mejor, tanque de acero, de 9,5 m de alto x 2,40 m de diámetro, lleno de H2O común aunque desmineralizada, en cantidad similar a la de una pileta de natación de una casa de familia. El agua cumple, entre otras funciones, la de proteger a los operadores del reactor de la radiación al tiempo que refrigera el núcleo mientras se produce la fisión atómica.
Detrás de un amplio vidriado, en la sala de comando, el jefe del reactor, Carlos Fernández, vigila los sistemas de control y el instrumental -de fabricación original de Invap- que mide permanentemente los parámetros de operación y seguridad como es la red de filtros y sensores, distribuidos en el edificio para detectar radiactividad.
La oportunidad de recorrer completas las instalaciones del reactor en el Centro Atómico Bariloche (CAB) permitió a "Río Negro" constatar que enseñanza e investigación en ciencia y tecnología pueden avanzar juntas, en continua retroalimentación, y esto es especialmente cierto en el campo de la energía nuclear, cuyo uso con fines pacíficos - objetivo fundacional de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA)- ha convertido a la Argentina en un referente internacional en la materia.
Los usos que se le dan al RA6 son, en líneas generales:
* Experimentación con variedad de materiales a fin de saber más sobre su estructura y comportamiento para la posterior aplicación de esos conocimientos en la industria, la minería, el medio ambiente o la agricultura.
* La investigación en la utilización médica para el tratamiento de enfermedades como el cáncer.
* Por fin, la formación en el Instituto Balseiro del recurso humano, ya que es un reactor - escuela.
Está emplazado en un edificio propio y aislado, dentro del predio del CAB, a 9,5 km del centro de Bariloche, en medio de un paisaje increíble que incluye en una panorámica las pistas de esquí del cerro Catedral.
En el único lugar del país donde se dicta la carrera de Ingeniería Nuclear, los alumnos hacen allí sus prácticas y aprendizajes.
La construcción aloja en cuatro pisos oficinas, estudios, salas de simulacro y otros servicios y en un único espacio principal, la estructura del reactor de más de 15 m de altura, incluida una grúa móvil y sistemas de ventilación e iluminación.
En lo institucional, el RA6 y Centro Atómico Bariloche pertenecen a la Comisión Nacional de Energía Atómica, mientras que el Instituto Balseiro, depende de la CNEA y de la Universidad Nacional de Cuyo conjuntamente.
El reactor fue inaugurado en 1982 y durante 25 años prestó los servicios mencionados, hasta 2007 cuando se desmontó para reemplazarle el núcleo y llevar su potencia de 0,5 MW a 3 megavatios, o sea seis veces más.
Así y todo no deja de ser un pequeño reactor, muy diferente a sus hermanos mayores, los "de potencia" que como el nombre lo indica, generan miles de veces más energía y se utilizan precisamente para alimentar con electricidad las ciudades, industrias y hogares por medio de los sistemas interconectados nacionales. Sólo la ciudad de Bariloche tiene un consumo diario de 656 MWh.
Puesto el RA6 en marcha nuevamente "se llegó en distintas etapas hasta un megavatio funcionando con todos los parámetros muy aproximados a lo que se había supuesto en el diseño en papeles" comentó el ingeniero nuclear e investigador de la CNEA, Aníbal Blanco, cuya especialidad es la neutrónica, es decir lo que pasa dentro del núcleo del reactor. La potencia máxima programada se debería estar alcanzando a fin del año que viene.
Ese cambio le permitirá al RA6 fabricar los radioisótopos que se usan en medicina nuclear y en esa función servir de apoyo a la producción del reactor de Ezeiza que actualmente cubre toda la demanda nacional y exporta una parte a Brasil y otros países de la región.
La primera gran ventaja de todo el desarrollo nuclear que ha posibilitado la existencia de un reactor de investigación como el RA6 es la generación del conocimiento específico "y que ese conocimiento quede aquí y no haya que comprarlo como se ha hecho durante muchos años en otras ramas de la ciencia y la tecnología", evalúa Blanco.
"En ciencia y en tecnología nuclear, este país tiene el ciclo cerrado (quiere decir enteramente conocido y posible de hacer en la Argentina). Desde la extracción del mineral, ya que tenemos uranio -más allá que su extracción está paralizada en este momento, aclara el científico-, pasando por el conocimiento de la producción de los combustibles nucleares, de la fabricación de las centrales atómicas y qué hacer luego con lo que sale de esas centrales; el acondicionamiento, el manejo de los elementos combustibles gastados y cómo este reactor de Bariloche es un campo de aprendizaje y de enseñanza de lo que viene haciéndose desde hace casi 60 años, que es investigar en el área nuclear".
MÓNICA JOFRÉ
NATALIA LÓPEZ